Capítulo 21 Un Favor

104 29 6
                                    

Hola mis querid@s Lector@s, sé que estuve mucho tiempo ausente por muchas razones, hace aproximadamente poco más de un mes que compré una laptop, por alguna razón no podía usar word. Por ahora no hay excusas que valgan ya que estoy desempleada y salvo por la depre que me cargo no hay nada que me impida dedicar un tiempecito a hacer lo que me gusta. Tal vez este lenta pero segura. 

Shaw sintió la necesidad imperante de hacer algo para mantener a Tania en la medida que se pudiera lejos de su esposa y para ello necesitaba la ayuda de Thorpe. Sin que esto lo supieran sus esposas. Como se consideraba un hombre astuto aprovecho al sr. Ross para su cometido quien por esos días debía llevar a cabo ciertas diligencias, pronto Thorpe recibió la solicitud de su amigo que al final decía: "quema esta nota por favor". El ahora señor del castillo había previsto que a su amigo no le agradaría la presencia de su esposa metiendo sus narices en su hogar exaltando la paz de Coira.

— Podrías invitarme de lo comes -sugirió Shaw a Coira con una media sonrisa al ver que su esposa estaba relajada y contenta, solía hacer las labores de su hogar, trabajar dos veces por semana con Tara Urquhart y hacer costuras y tejidos en casa.

Poco había cambiado el estilo de vida de su esposa ante la llegada de Tania, aunque era evidente que algo había cambiado; algo en su mirada, en su voz, en su sonrisa, esa sensación de seguridad y protección, una que Coira no pudo sentir mientras estaba sola con él.

Coira vio al pelirrojo con aquella sonrisa torcida con sus pecas salpicando su cara, no se sentía predispuesta a ser amable o tener aquella convivencia al fin empezaba a verlo como amigo, sobre todo porque empezaba a creer que cuando su matrimonio llegara a término podrían llevar una relación cordial, asintió, lo vio tomar de su plato un pedazo de pan. Sin embargo, tras aquel grado de confianza Coira entendió que debía ser cautelosa; algo en la mirada de Shaw se lo avisaba.

— Tengo calor -confesó el pelirrojo, al ver en Coira reserva, odiaba ser pelirrojo, su entusiasmo se notaba con facilidad.

Se atrevió a quitarse la camisa, sabía que a Coira le ponía nerviosa su actitud de confianza, pero a ratos las ganas de ella lo desesperaban. Desapareció para darse un baño y aparecer después y encontrarla en el mismo lugar comiendo un pedazo de fruta en almíbar.

El pelirrojo se secaba el cabello, desnudo del torso frente a su esposa; se sentía algo estúpido, Coira se encontraba cercana a dar a luz y, aunque a ratos le inspiraba profunda ternura, también despertaba sus deseos más febriles, estaba tan enamorado de ella que, aunque no quisiera, soñaba con hacerle el amor dulcemente.

Coira lo miró intrigada por su actitud algo descarada que no era común en él, algo cambiaba y mientras que ella quería creer que ahora podían ser amigos... Shaw creía que podía ser más cercano a ella, ganar una intimidad más allá de la amistad.

— Debo decirle Shaw, que debería tener algo de pudor en mi presencia.

Aquello lo hizo soltar una carcajada casi rayando en amargura.

— Me hablarás de usted, cada que haga algo tan impropio como esto, somos esposos Coira.

A la muchacha se le encendieron las mejillas ante aquel recordatorio, sentía que su corazón se aceleraba al pensar que Shaw quería algo que, ella definitivamente no. Se sintió realmente nerviosa, lo cual imaginó provocaba que aquella cosa que crecía en su vientre se moviera con mayor intensidad a la acostumbrada. Se llevó las manos de forma evidente, allá donde sentía que se alzaba su vientre de forma irregular como suele darse en los últimos meses.

Shaw sonrió nuevamente, amaba a ese bebé, en ese momento quizá un poco más por motivos egoístas, pero lo amaba. Se acercó a ella con la ya tan conocida excusa de sentir aquel movimiento que a Coira se le antojo hacer un mohín de disgusto.

Un McKenzie EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora