Capítulo 26 Tiempos Mejores

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Hola, espero perdonen mi larga ausencia, puedo decir mil excusas que se resumen en mi tendencia depresiva, me aferre a buscar  un trabajo desarrollarme profesionalmente pero en mi bello país el tener un titulo no basta, llevo meses desempleada, deje de escribir con la pasión compromiso que me caracterizaban porque mi vida ha sido un caos durante mucho tiempo.

Les mando un fuerte abrazo y les deseo un 2024 cargado de bendiciones.

He de contarles que me enfrento aun cambio muy grande en mi vida, después de 18 de matrimonio que ha llegado a termino me encuentro reponiéndome, he vivido todo el dolor que se pueda imaginar, no mentiré mi matrimonio no era perfecto y desde hace poco más de dos años esto no anunciaba que las cosas que fuerana mejorar, el lado humano lo hago a un lado porque no acabaría. Les puedo decir que he llorado todo el amor que alguna vez sentí y perdí. Si logro tener el valor de plasmar en letras lo que esto ha significado, lo publicaré fuera de este espacio que es  exclusivo de la historia de Coira y Shaw. Estoy viva y tengo como propósito este año, retomar esta pasión, ya que no hay nadie a mi lado a quien molestar con ello. Salvo que por cuestiones de trabajo (en caso de conseguir) me limite en tiempo es que pueda demorar un poco. Es tarde tengo sueño pero no me quiero ir a dormir sin dejar algo para ustedes. Espero lo disfruten.


Coira se metió a la cama, el bebé dormía. Shaw tomó la mano de su esposa, se giró y le dijo:

— Te quiero Coira.

Shaw volvió a besar su mano y el pliegue de su palma cerca del pulgar con extrema suavidad y se echó a dormir... para Coira junto a él, después de aquello; le fue imposible. Aquella noche recordó Coira como era ser una joven sin pasado, sin miedos; cuando era atolondrada e incluso coqueta, de esa manera natural e inconsciente, de sonrisa abierta, movimientos coordinados y gráciles; cuando era feliz.

La joven madre recordó su tierra natal, a Lady Merebith, su felicidad de antaño, a Tania reprendiéndola por su falta de decoro para ser la doncella de una lady. Ahora tenia una vida diferente, había dejado atrás tanto y tantas cosas que jamás imaginó, la vida actual no era mala; era diferente. Cerró los ojos, si tan solo pudiera olvidar aquel suceso que marcó su vida y la de Tania, si fuera valiente como la exsolterona, ya habría dejado atrás aquella historia triste y miraría hacia delante, pero hubo por un momento un futuro diferente a este que no podía cambiar; uno al lado de Leathan, la muchacha pensó solo por un momento lo bueno que podría haber sido aquel hombre con ella y como ella se habría resignado y lo habría querido, por esa simpatía que siempre tuvieron, entonces recordó también a Shaw detrás de ella, de Leathan pisándoles los talones, Shaw siempre fue agradable con ella pero prácticamente invisible, indiferente.

De madrugada el bebé lloró pidiendo ser alimentado y ella cumplió con su deber, pensando en su futuro que no fue, en como Shaw la arrebató de aquel prometido, de aquella vida, todo lo que tuvo que vivir para llegar hasta donde se encontraba; cuanto le costó confiar en él, en sentirse segura en su cercanía, en cuanto la cuidaba; en todas las cosas nuevas y buenas que tenía era una vida completamente nueva, tal vez no era una mala vida, pero aún tenía miedos.

Cada que Shaw se acercaba a ella le temía como hombre, no lo había podido sentir ni siquiera como amigo hasta que Shaw la llevo a jugar al arroyo aquel día en que jugaron con sus pecas, no había temido perderlo ni pensado en celos hasta que Lilibeth apareció con su desvergüenza y salvo por el sentido "pertenencia temporal" se sintió ligeramente indignada por su desfachatez, sin embargo; no se sentía inclinada a acercarse a su esposo para alejarlo de ella. Solo que ahora había una sensación de calidez, de necesidad hacía el pelirrojo que no podía explicar.

Un McKenzie EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora