Capítulo 28 Tiempos inciertos...

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Mis muy querid@s lector@s les pido encarecidamente una disculpa por la larga ausencia, creo que manifiesta el abandono de mi misma, estoy tratando de sobreponerme a la ruptura de mi matrimonio, viviendo el proceso y quisiera decir que todo es miel sobre hojuelas pero no es así, conseguí un trabajo sin paga a duras penas, solo es comisión por venta, por mas puertas que toque no se abría una sola, pase por todos los bancos posibles y pese a mi experiencia previa, no me dieron oportunidad y la única explicación que encontré fue discriminación por la edad que aquí en México tan solo en el BBVA el tope máximo es 35 y yo ya tengo 41, en este trabajo no ha sido fácil pero no me rindo, tengo un jefe bastante misógino pero el mundo real es así. Estoy a punto de renunciar y pues buscar trabajo me aterra la ultima vez me llevo más de 6 meses encontrar uno y pues el papa de mi hija no esta respondiendo como debería para nuestra hija.

Tarde que temprano tiene que salir el sol para mi. Sin más demora les dejo este capítulo, espero sea de su agrado. Por fis regálenme sus votos y comentarios que me motivan a continuar. Como recomendación para que se entretengan con una lectura interesante les recomiendo "La bruja del paramo".


Tres semanas para que se acabe el matrimonio temporal...

Coira había decidido visitar a Tania en compañía de la señora Ross, pero tan pronto comentó con Shaw la idea, el pelirrojo se molestó. Coira notó la molestia de Shaw y dijo:

— Sé que siempre sería así, siempre querrías tenerme como una prisionera.

— No, porque entonces ya no tendría miedo de perderte; tengo miedo de perderte Coira, cada que Tania viene siento que te llevará y no volveré a verte; no le agrado, no es fácil agradarle a esa mujer y yo tengo bien merecido su resentimiento; no la culpo, solo te pido que entiendas mis temores.

Con aquella confesión el pelirrojo sintió que soltó un peso que cargaba en su pecho, si algún día Coira llegaba a saber que él había pedido a Thorpe que mantuviera a Tania lejos de Coira, ella sabría porque y tal vez lo perdonase.

— Solo quería visitarla – rebatió.

Logró convencerlo, pero la visita se aplazó unos de días. Aquella tarde Coira encontró al niño enfermo, no lograba entender porque, pero agradecía no haber dado un motivo a Shaw para culparla.

Lamentó ver al niño en aquel estado, no lo quería, aunque dudaba que hubiera algo más terrible que un bebé llorando sin parar. La joven esposa del pelirroja no lograba conectar ese sentimiento maternal hacia su hijo, le fastidiaba tanto aquel llanto que estuvo a punto de salir huyendo de ahí, consiente estaba de su función en la vida de aquel ser demandante de cuidados, solo que no soportaba aquella obligación de cuidar a un ser que había albergado en su vientre en contra de su voluntad.

Si bien había procurado atropelladamente proporcionar al niño de los cuidados primarios, le resultaba imposible sentir la angustia que habrían sentido otras amorosas madres ante el sufrimiento de sus hijos, ella solo alcanza a reconocer el fastidio de aquella responsabilidad impuesta por su esposo y la sociedad que dicta que toda madre debe cuidar de su hijo.

Había hecho lo que se habría esperado en cualquier mujer en una situación similar, alguna vez tuvo la oportunidad de ver a mujeres del clan Cornbac atendiendo a sus pequeños ante situaciones como aquella. No sintió la necesidad de llamar a Emma o alguien como Igor para auxiliarla y saber a que se debía el malestar del infante. En aquella ocasión fue Lilibeth quien escuchó al infante llorar y pudo reconocer que ese no era solo el llanto de un niño hambriento y rápido fue a verlo.

Lili saludo a Coira y preguntó por la criatura. Coira la invitó a revisarlo, aunque ella consideraba que solo quedaba dejarlo llorar hasta que se agotara y quisiera descansar.

Un McKenzie EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora