Hola mis queridísimas lectoras, lamento la demora, estoy en medio de un mundo de conflictos existenciales y es la manera mas fácil de resumir mi prologada ausencia, no crean que no valoro sus comentarios ni el interés que muestran por mis historias, procuraré en los posible no defraudarlas, solo que antes de publicar quiero cuidar que no este tan mal escrito cada capitulo sin más por el momento me despido. Espero disfruten el capítulo.
Aquella noche Coira fue informada que partirían a la mañana siguiente, la presencia de Shaw en su habitación alteró sus nervios. Esperaba que su ausencia se prolongara porque no soportaba la idea de tenerlo cerca, como "su esposo" se le antojaba insoportable su presencia. Lo observó por largo rato antes de rendirse a causa el cansancio, dormir en la misma habitación constituía una amenaza latente.
— Entregaran estos costales y cajas en las granjas y casas vecinas a su propiedad –encomendó Andreas a Balthair, algunos poseían productos llegados del extranjero o de zonas aledañas que llegaban en barcos.
— ¿Viviremos muy lejos de aquí- se atrevió a preguntar Coira?
A Shaw no le pasó desapercibido que la pregunta en si no iba dirigida a él sino a Andreas que, por alguna razón agradaba a su esposa. Lo que Shaw ignoraba que en los días en que se ausentó, el señor de la fortaleza se hubo congraciado con la dama a razón de cautela, llevando siempre consigo a su mujer, a Elsbeth o Nimue siempre que quería acercarse a ella, evitando espacios cerrados y sobre todo porque le había ofrecido ayuda en caso de que Shaw y ella no se llevaran bien. A Coira le sorprendió aquella insinuación y pensó en la posibilidad de que Balthair le hubiese contado algo. No obstante; cuando le toco los cabellos cual si fuera una niña se dio cuenta que solo era un hombre compasivo como ya hacía mucho que le había parecido cuando le hubiera conocido en la fortaleza del Laird Obscuro.
Shaw ignoraba que siempre que coincidían en tierras McKenzie y por azares del destino Andreas atestiguaba las constantes reprimendas de la severa Tania hacía a Coira debido a su andar despreocupado que tanto fastidiaba a la solterona(la cual fungía como dama de compañía de su señora Lady Merebith), solía pasar cerca de la avergonzada joven y desacomodarle los cabellos como si fuera una chicuela para aligerarle la vergüenza de las que... en más de una ocasión fuese testigo; Andreas la apreciaba pues Ferris no hacia otra cosa que dar buenas referencias de ella "no encontraras aquí nada peligroso Coira, ni duendes, ni fantasmas" le había contado Ferris que le había dicho a la muchacha cuando se la encontró en un pasillo y parecía asustada. Andreas la consideraba con un pajarillo pequeño y frágil. Andreas McKenzie tendía a ser compasivo con quienes consideraba así.
— No lo suficiente como para que Shaw no pueda traerte a visitarnos Coira, yo también de ser posible les visitaré –el pelirrojo vio rubores en su esposa y una leve sonrisa que habrían provocado sus celos de no ser porque aquello constituía una bendición, dada las circunstancias.
Quería el joven guerrero que la joven sintiera confianza por su gente, que se acostumbrara a ser una McKenzie, a todo lo que la rodeara y que tarde que temprano se acostumbrara a él y llegara a quererlo. Llevaba ya sobre sí los colores del clan, un buen abrigo y un vestido de mejor calidad que con el que había llegado. Fue Andreas quien la ayudo a subir a la galera y quien recomendó admirar el paisaje a la muchacha. La actitud amable y accesible de Coira hacia Andreas... no se extendía a su marido.
Durante cada una de las entregas se presentaron los jóvenes como el matrimonio que eran, Coira con una timidez que no era habitual en ella pero que siendo una desconocida fue a tomarse como algo normal en su carácter. Cuando Shaw hubo intentado aproximarse a ella delante de algunos arrendatarios de la zona la joven mujer optó por advertirle con una mirada sigilosa que aquello no le sentaba bien a modo de advertencia de que no siguiera con aquella ligereza mal adquirida; no esperaba el pelirrojo aquel cambio en su temperamento, pero no quiso hacer uso de su autoritarismo como había hecho antes de llegar al puerto, puesto que no conseguiría su afecto si seguía con esa actitud, no habría miradas severas sino era estrictamente necesario.
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Un McKenzie Enamorado
RomanceNo hay un clan más respetado que el de los McKenzie, son conocidos como "El clan del Honor"... Sin embargo Shaw McKenzie comete la peor de las afrentas que un hombre puede hacerle a otro, ha decidido que no perderá al amor de su vida aunque la chica...