Capítulo 22 Contracciones.

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Hola, mis querid@s lector@s. Probablemente quieran tener fechas de publicación, estoy retomando la historia pero presente problemas porque se perdieron parte de los avances que ya tenia y quise rescatar y no pude. Tbn estuve escribiendo la historia de Thorpe y Tania y de esa historia rescate unos archivos que debo cotejar. entre si y ver como enlazo las historias sin que una afecte a la otra, intento darles un trabajo de calidad ya que recibí criticas y recomendaciones muy acertadas cuando escribía la historia de Ferris y Merebith, algunas bastante amables otras no tanto, todas las valoro, aunque algunas si duelen un poco, quiero que sepan que las agradezco mucho por que en mi calidad de amateur, son favorables para que cada vez haga un mejor trabajo. me gusta escribir historias y me gustaría hacerlo cada vez mejor. les mando un fuerte, fuerte abrazo, perdonen mis faltas de ortografía ya ven que intento no abandonarlas demasiado.

saludos especiales a @AmeliaAguilar2 @chiquigonz @AlexaGarcia237  este capitulo es para ustedes que comentaron, muy en especial a Alexa que es una de mis lectoras más fieles. 



Tan pronto como la luz del día asomó por la ventana, la muchacha abrió grandes los ojos, trató de ignorar un leve dolor de espalda que empezaba a ver como algo normal debido a su estado. Tenía presentes las indicaciones de Shaw por no decir imposiciones, a esas qué seguramente no la dejaría despegarse de aquel lugar hasta después de la cuarentena y no quería cargar a los Ross por no decir a "lilibeth" con favores.

La joven y muy embarazada esposa de Shaw, decidió ser extremadamente dócil y amable con su esposo. Hizo el desayuno y comió como pocas veces con una media sonrisa conciliatoria e incluso ofreció a Shaw saludar al enérgico bebé que se movia adorablemente en su panza. Estaba dispuesta a demostrar que tanto ella como su "aquello" que cargaba estaban en excelentes condiciones y que le agradaría hacer un pequeño e insignificante esfuerzo por visitar a Tara antes de recluirse en su "confortable hogar".

— ¿Quieres sentirlo Shaw? -hubo ofrecido por primera vez y, él que andaba ligeramente distraído, se giró para verla y recapitular mentalmente aquellas palabras para asegurarse de no haberse confundido.

— Sí -respondió estúpidamente, mientras sonreía.

Decidió omitir algún comentario debido a la sorpresa de aquella actitud de confianza, jamás mostrada por su esposa.

— Ha estado particularmente activo y casi agradable, como un cosquilleo interno. Lo más amable que lo he sentido, porque en ocasiones patea fuerte o se acomoda mal.

Casi le pareció parlanchina con aquellas palabras casi cantadas, llena de animosidad, una sonrisa grata y el rojo hasta las narices por poder tocarla con un grado de confianza y paz. No lo habría imaginado nunca después de besar su vientre desnudo.

— Es un buen chico -gorjeó sonriente mientras acariciaba con su nariz.

Coira disimuló el disgusto recurrente que sentía internamente cuando pensaba que podría ser un varón.

— Creo que a ambos nos vendría bien un último paseo antes de guardarme aquí indefinidamente.

— Te refieres a ti y a mi.

— Tú no te mantendrás aislado ni ausente de tus deberes -apuntó con ligero reproche.

— Lo sé, pensé que te agradaría -se disculpó con la mirada, se sintió entonces, avergonzado y rechazado.

Había pensado que Coira querría hacer algo junto a él, como ir al arroyuelo. Iluso e ingenuo Shaw, era tan fácil ser engañado por un gesto amable de parte Coira. A la joven no le gustaba pasar demasiado tiempo con él. No entendió sus planes. Solo quería obtener un pase de salida.

Un McKenzie EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora