Capítulo 19 Paz

278 39 14
                                    

Hola mis queridas lectoras les publico con la esperanza de no ser olvidada, que mis historias sigan gustando y que en algún momento pueda obtener algún beneficio económico, si Dios me ayuda la próxima semana estaré empezando a laborar. Pienso que más que malo será beneficioso para mis historias, porque me sentiré más entusiasmada y me dedique aun que se por ratos a continuar las historias que tengo por terminar, y las que hace mucho que tengo en mi cabeza y aun no he comenzado. Sin más las dejo que disfruten de este capítulo.


La magia de aquel día, esa que transformó la relación recelosa del matrimonio en amistad no desapareció, cuando Coira se sintió exhausta le pidió a Shaw que regresaran a casa, la invito a sentarse junto a él, y aunque el silencio reinó, no era incómodo; estaban en paz.

Al bajar Coira se veía más que cansada y Shaw más que feliz, las cosas dentro de casa se sentían en ese estado de paz, como si al fin hicieran tregua. Shaw temió que llegar a casa se rompiera el encanto, pero no fue así. Mientras él se mantuviera al margen así seguiría. Por la noche, aunque moría por besarla, abrazarla, hacerle la más mínima caricia se conformó con darle un beso en la frente de buenas noches, y otro en su vientre que, aunque la puso momentáneamente él logro conciliar al decir.

- Es para el bebé, también merece uno de buenas noches.

Coira negó un poco cabreada pero acostumbrada a las muestras de afecto que Shaw profesaba aquello que crecía en su vientre lo dejo pasar. Esa para Shaw fue también una de las mejores noches de su vida. Estaba seguro que de ahí en más las cosas iban a cambiar.

***

Faltaban pocas semanas para que se Coira entrara en labor de parto. Como acostumbraba esperaba el paso de algunas personas rumbo a casa de los Urquhart. A Tara le sorprendió su visita porque sabía que siempre lograba hacerse de trabajo y empezaba a sentir que la joven era casi parte del personal de su casa, cuando bien ellas estaban podría decirse económicamente hablando al mismo nivel, comprendía que el matrimonio que tenía con el McKenzie fuera temporal, pero debía tener ventajas al respecto y por lo que llegaba a comprender no estaba muy enamorada de su marido porque de Shaw no e quedaba la más mínima duda que estaba loco por ella.

Aquel día habría preferido decirle con palabras amables que ya era tiempo de guardar reposo y trabajar, pero no se atrevió y la verdad era que si le venia bien un poco de ayuda. Además, deseaba cotillear, pronto se encontraron matando algunas gallinas, desplumándolas y recogiendo legumbres del huerto. Nomás llegar a la cocina, Tara que sonreía pensando en cuanto subestimaba a la joven, no perdió tiempo en tratar de obtener información, no se consideraba chismosa pero esta vez si que tenia más curiosidad de lo habitual.

- He oído que los nuevos señores del castillo, han llegado -dijo como si más temprano que tarde se hubiera enterado.

Coira suspiró. Andreas ya le había comentado que Thorpe tomaría su lugar como el señor de aquel lugar, que Andreas solo estuvo ahí de manera indefinida y aunque su trabajo siempre eficiente ese lugar siempre había estado destinado para Thorpe McKenzie el guerrero maldito, estaba segura que Tara y todos sus alrededores ya lo sabían.

- Te sorprende Tara -lo cierto es que ella si estaba sorprendida, el corazón le latía muy fuerte-, hace mucho que se había pospuesto la llegada del señor de la fortaleza.

- No sé, no debería, solo que guardaba la esperanza de que ese día no llegara, Andreas es tan agradable que sé... no me agradara el cambio.

A Coira solo pudo sonreír para sus adentros se parecía tanto a Tania. Incluso se irguió de una forma muy parecida.

- Los cambios siempre generan emociones encontradas.

- No es que tenga un porqué, pero su aspecto y... su historia, dicen que es un Kelpie, el verdadero Guerrero Maldito.

Un McKenzie EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora