Capítulo 24 Vida...

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Hola mis queridísimas lectoras tuve problemas para poder publicar este capítulo, voy poco a poco escribiendo, tengo la idea de enfocarme a los personajes sin dar mucho a saber de los personajes de mi siguiente historia aunque se enlacen, siento que eso de alguna manera le hacer perder sustancia porque al omitir parte de lo que yo consideraría una interacción entre los personajes, considero que entonces también lo haré en las otras como algo que dejo a su imaginación, espero que les guste como va quedando.


Este capitulo va especialmente dedicado a @AmeliaAguilar2 @AlexaGarcia237 @Dianacristinatobon @NailaGraterol 


Las mujeres sonrieron visiblemente exhaustas, ya era de noche, apenas y habían percibido el cambio de día a la noche, ignorantes de la agonía de los presentes fuera de aquella habitación que solo podían imaginar y esperar. Tania en honor a la verdad apenas asomó un gesto de alegría que más bien era alivio, no es que no valorara la vida o tuviera algo en contra de aquel inocente y frágil ser; sin embargo, representaba en ese momento lo que casi le arrancaba la vida de Coira y estaba más preocupada por la muchacha que por la criatura.

Coira lloró amargamente en silencio, Tara Y Nimúe habrían creído qué de alivio y alegría, pero estaban demasiado ocupadas valorando al bebé y limpiando, apenas le habían dado un vistazo. Tania la sostenía aun entre sus brazos, consolándola; porque entendía la amargura de su llanto había echado a un lado la cara agotada, pero incapaz de caer en la inconciencia pues aún faltaba la placenta y Tania le había dicho que debía mantenerse despierta.

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Los hombres miraban de vez en vez hacía la puerta queriendo adivinar o si fuera posible ver qué sucedía, no es que estuviera ocurriendo algo grato de observar a los ojos de un hombre, pero la impaciencia al pobre pelirrojo se le desbordaba por los ojos, se le iba la vida en escuchar los lamentos de su esposa, al principio guardo compostura, agradeció aquel trago de alcohol que le proporcionó un efecto calmante a sus nervios, habría sido suficiente de no haber notado que Igor mismo empezaba a perder la compostura, adivinaba que había menos templanza en su porte tratando de disimular su angustia, llevaban más de tres horas ahí dentro, escuchaban los lamentos de Coira cada vez más lastimeros y aunque Igor juraba que era normal y que debía mantener la calma, le resultaba imposible.

Cada tanto se le iba el color según escuchaba a la mujer lamentarse y cada que se apagaban sus gritos. Luego, se enrojecía conteniendo las lágrimas y, después ya no había podido mantenerse impasible.

No esperaba que aquello fuera fácil, aunque tampoco creyó que fuera ser complicado, ahora estaba que el tiempo dictaba una clara sentencia con cada minuto que pasaba, nada podía ser más horrible que aquella angustia.

— ¡Podrías ayudar Igor? ¡Creo que necesitan ayuda, Coira necesita ayuda! ¡Ayúdala, ayúdame, quiero entrar, necesito hacer algo!

Shaw Balthair se echó en los brazos de Igor a llorar como un chiquillo y se maldijo internamente por no ser más hombre y guardar la compostura, pero quien podría mantenerla ante el temor de perder lo que más se ama ¿quién? Shaw quería una vida para ella, con ella, o sin ella, incluso si después del matrimonio a prueba no se quedaba a su lado.

— Necesitamos estar aquí. Ahí estorbaríamos. -sentenció con una calma que no sentía- Debes confiar en Nimúe, en Tara y Tania.

Shaw moqueaba, asintió torpemente y se movió de un lado a otro. Hasta que vio a Thorpe y Ryan aparecer. Se miraron silenciosamente y Thorpe, lo proveyó de un abrazo paternal y reconfortante que le permitió llorar como un chiquillo toda su angustia.

Un McKenzie EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora