Capítulo 13 Celos...

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Hola chic@s lamento no hacer una dedicatoria en especial de este capítulo pero se que no importa siempre y cuando actualice, como siempre espero sus comentarios y esta vez les pido que me manden buenas vibras y quienes sean religios@s recen por mi en quince días presentaré mi examen para titularme y estoy bastante nerviosa, además de feliz.

Espero les guste este capítulo.

— Curaré tu espalda -avisó y después de dejar caer una lagrima traicionera en su almohada Coira comprobó que Shaw había remitido cualquier atisbo de acercamiento y la dejo dormir, respetándola una noche más.

Coira paso dos días similares donde Shaw advertía que revisaría su espalda, pero apenas y la tocaba, no intentaba nada más, ningún tipo de contacto. Los Ross habían vuelto para agradecerle y hacerle compañía. Como obsequio dejaron unos panes, miel, algunas telas y varios detalles más que se negó a recibir pero que terminó por aceptar, Lilibeth también le regalo algunas plantas y le dejo además la advertencia que no sería la última visita pues su esposo había obrado maravilla en la vieja cabaña (en la cual ella no gastaba ni un penique de lo que recibiera monetariamente) y buscaría el modo de recompensarla.

Lilibeth era una joven que había perdido a sus padres hacia poco pero que siempre había pasado más tiempo con sus abuelos que con ellos; sus padres habían recibido el poco beneficio de los primeros matrimonios y ella había acumulado lo poco que había podido del segundo, le costó muy caro enamorarse de su primer marido y ser rechazada para continuar casados al parecer estéril, el segundo matrimonio no le fue mejor, y se negó a participar de un tercer matrimonio para que sus padres obtuvieran favores económicos a cambio de su cuerpo y de su sensible corazón.

A Coira le pareció que Lilibeth era jovial como ella en antaño pero no tardo en advertir ni un poco algo que habían olvidado mencionar sus abuelos, la muchacha era un tanto ligera en su actitud hacia los caballeros; un tanto aquí y otro allá de conversación le bastó para saberlo y, le apenó que la Señora Ross se disculpara por algo de lo que claramente no tenía culpa. Lamentaba saber de boca de Lilibeth que Ryan Urquhart bebía los vientos por ella, pero que antes de casarse con él preferiría al gordo pero gracioso Igor como ella lo había llamado. No emitió palabra al respecto y evitó mostrar emoción alguna por consideración a los Ross, ni emitir juicios apresurados...

Una semana después las tierras veían el sol brillar en lo alto y las actividades de la gente de la zona normalizarse. Las cosas parecían ir mejor que nunca para Shaw; Coira se preciaba de poseer muchas cualidades, fue a presentar la señora Ross a cada visitante de su casa con la de los nuevos McKenzie que vivían cerca de su casa, ofreció sus servicios y al cabo de un tiempo estaba segura que tendría trabajo no solo en su casa sino también fuera de ella. Cuando Shaw supo que la joven ofrecía su trabajo de bordado, tejido y costura, evitó mostrar su molestia.

Todo anunciaba que la joven se preparaba para su nueva vida, una donde estaba seguro que buscaría a como diera lugar su independencia, le había prometido no mandar carta a Merebith sobre su paradero, pero en cuanto su plazo se venciera estaba seguro que buscaría librarse de él. Se trataban amablemente en la mesa y en la alcoba Coira siempre dejaba ver que esperaba siempre que el comprendiera que no era bienvenido ahí. El pelirrojo se cansaba un poco de esperar a razón de paciencia que se acostumbrara a él, pues no veía que las cosas mejoraran, Coira seguía manteniéndole a distancia pese a evitar su actitud autoritaria.

Por su parte Coira empezaba a notar que su vientre empezaba abultarse y con ello sus ánimos decaían al recordar que el embarazo no demoraría en hacerse vivible recordándole la desgracia de la que había sido víctima, siempre que lo recordaba su semblante cambiaba, los ojos se le aguaban y el apetito desaparecía. Solía recomponer su aspecto y evitar que aquellas aflicciones fueran descubiertas por su esposo o cualquiera de los Ross que a menudo solían visitarla. Su vientre empezaba a manifestar la vida independiente que se gestaba dentro de él. Al principio no le había dado importancia, pero después se había hecho más evidente.

Un McKenzie EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora