La paz Que Fue

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Exactamente hoy tenía que ser un día lluvioso, como si mis días no fueran una mierda. Tome un suspiro y me puse el gorro de mi sudadera. Bajé de mi coche y como de costumbre, todos los que estaban en el estacionamiento, se quedaron mirándome.

Avance a pasos seguros por el pasillo, todos murmuraban mierda y más mierda, no me sorprendía que cada día hubiera nuevos chismes de mi vida, que ni siquiera yo sabia. Hace poco hubo una noticia donde decía que era una drogadicta, se difundió en todas las noticias y salieron fotos y ... no mentiré, hubo una etapa de mi vida donde solo fumaba hierba, pero no más de eso. Todos cometemos errores y no era el mejor momento de mi vida.

Di vuelta en una esquina y como si se tártara una película, alguien chocó conmigo, pero no tiró su café en mi, lo que tiró fue sus cigarrillos.

- Mierda. - Farfulló agachándose por los cigarrillos.

- Lo lamento, venía distraída. - dije con vergüenza.

Me agache a su lado ayudándole con los cigarros. Al escuchar mi voz volteo su rostro, estábamos muy cerca, pero inmediatamente nos alejamos con cara de horror.

De repente se escuchó su risa, lo que hizo que frunciera el ceño.

- Mira... chica del drama, está bien que quieras algo para aliviar tus penas y a veces esta técnica funciona para robar unos cigarrillos, pero solo me lo hubieras pedido y con gusto. - hizo una pequeña reverencia.

- ¿Chica del drama? - Pregunté confundida.

- Creo que la mayoría de tu vida es un drama. - señalo a las personas que nos veían. - Pero mi oferta sigue en pie. - se paró del piso rebuscando en sus jeans.

Observaba desde el suelo a el chico sin nombre que tenía una cara de concentración tratando de encontrar algo. Lo mire tratando de averiguar si lo reconocía, pero no, ahora que recuerdo creo es el chico que me dejó un cigarro en las canchas.

Valla reencuentro.

Lo observé un poco más y entre la oscuridad que transmite su gorra, pude ver sus ojos, brillando de diversión, su color era un poco opaco, pero lo que más llamó mi atención, es que no eran ni casuales ni cafés, azules y verdes. Su color era como un gris casi claro.

El chico se permitió sonreír un poco cuando encontró su objetivo, me tendió su mano en un puño discretamente y cuando la abrió, estaba un cigarro, pero no uno normal y corriente, este es de colores cafés. Como si tuviera un diseño.

- Es un poco fuerte, además es bonito.

- No fumo. - argumente nerviosa.

- Yo tampoco.

Esta vez su sonrisa se hizo más grande, con algo de duda tomé el cigarro, tratando que nadie viera y lo guardé en mi bolsillo.

- Gracias. - susurre con las mejillas encendidas.

- No hay de que. - su voz rasposa resonó.

Di una leída a su rostro un momento y su cara reflejaba dudas, era como si tuviera un debate interno demasiado interesante.

Cuando estaba por pararme, su mano se situó enfrente de mi, dándome a entender que me ayudaría a parar, mis mejillas se pusieron color rojo puro.

Le di mi mano y me ayudo, ahora quede mas cerca de él, y en efecto, eran grises claro.

Aclaro su garganta, y como si mis sentido reaccionaran, me separe bruscamente de él .

Rio un poco.

- Y así se rompe un encanto. - murmuró divertido.

Lejos De Nuestra ConstelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora