CONTINUACIÓN DE "A escondidas"
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Después del desengaño de Fred, Ylenia decae. Tendrá que llevar su vida adelante, pero ¿estará él de por medio para impedir que lo olvide?
FRED WEASLEY X OC FEMALE.
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Todas mis historias contienen smut, sexo explicit...
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Los días siguientes habían sido deprimentes para Ylenia.
Se los había pasado en casa tirada en la cama sin querer salir ni hablar con nadie, incluido su padre que muchas veces había querido hablar con ella, pero la Lupin se negaba.
Necesitaba pensar, sólo eso.
Y para Fred había sido más de lo mismo.
Su madre lo cuidaba ya que se pasaba los días en el piso desde que Ylenia no estaba, y se encontraba cansado de sus cuidados.
Él quería otro tipos de cuidados, los que su chica les daba, pero ya no estaba allí.
Hacía cuatro días que no la veía, y, aunque ella había ido al piso a preguntarle a George cómo se encontraba Fred, no había entrado a verlo ni una de las veces.
Pero hoy sería el día en que su martirio se acabaría y la vería.
Sí. Ya podía levantarse de la cama, lo que significaba que en cuanto se aseara y se vistiera, iría directo a la casa Lupin para buscar a su chica.
-Elizabeth.
Una voz habla, llamando a su puerta cuando ella intentaba dormir, interrumpiendo su sueño.
Resopla, y no contesta.
-Elizabeth, ábreme, cielo.
Camarada de oírlo insistir, se levanta para abrir la puerta.
-¿Qué pasa?- pregunta con apuro.
-Que... ha venido alguien a verte.
Ylenia traga duro al ver el rostro de su padre.
Pues claro que sabía quien era.. era él.
-¿Dónde está?
-En la cocina- dice Remus, y cuando ella se dispone a ir, le agarra el brazo -. Cariño, antes quiero comentarte algo..
-¿Qué pasa?
-Es que.. a ver- tose -, es difícil, es que...
-Papá, me están esperando- dice con tranquilidad -, ¿qué pasa?
-¿Recuerdas cuando viniste? Habías discutido con Fred y no estabas segura de si lo correcto era estar con el porque no te dejaba elegir y..
-Sí- responde ansiosa.
-Pues quiero que sepas algo..- dice con las mismas ansias, pero nervioso -... tienes que saber que la idea de encerrarte fue mía- dice repentinamente -, las dos veces.
-¿Qué?
-Que sí, hija. Las dos fueron ideas mías y aunque Fred no estaba de acuerdo e insistía en hablarlo contigo, yo se lo negué y se lo impedí, soberanamente.
