3

312 33 2
                                    


La semana pasó rápido, finalmente era viernes y Hoshi se encontraba en la oficina de Watanabe-san, cumpliendo su acuerdo de verse una vez por semana y que ella le contaría como iban las clases, el almuerzo y el club de voleibol. La chica se sentía un poco exhausta, había sido una semana caótica para ella, llena de interacciones con personas y discusiones absurdas del equipo de voleibol. Le contó a Watanabe, sobre su primer día siendo mánager, como Lev y Kuroo le pusieron nombres extraños para elegir, escena que se repitió al día siguiente. Se quejó de lo impertinente que le parecía Lev y elogió el entusiasmo que ponía cada vez que golpeaba un remate. Hoshi había notado que Lev hacia molestar constantemente a Kenma, y este último se escondía en la práctica libre, cuando el alto rematador le pedía que le ayudara a practicar los remates. Aunque, por otro lado, era gracioso como Lev era regañado constantemente por sus compañeros cuando huía del resto de jugadas que debía entrenar. De alguna manera, el miércoles, terminó almorzando con Lev, aquel muchacho la interceptó antes de que ella saliera corriendo del salón como los días anteriores. Le preguntó directamente si podían almorzar juntos y Hoshi no supo cómo negarse. Almorzaron en el patio, en la banca donde se había sentado el lunes, comieron en silencio, Hoshi no sabía cómo iniciar una conversación y Lev quería preguntarle si quería que fueran amigos. De un momento a otro ambos intentaron iniciar una conversación y sus palabras se vieron atropelladas. Hoshi le había dado la palabra al chico, y este hizo la gran pregunta: ¿Fufukuma-san, tú quieres tener amigos?, nuevamente se había equivocado al pronunciar su apellido, Hoshi lo corrigió y se quedó pensando un momento. Cuando Lev no obtuvo respuesta, se disculpó por hacer esa clase de pregunta, pensó que posiblemente la había incomodado. Hoshi aceptó las disculpas y le preguntó sobre algunos tecnicismos de voleibol que ella aun no entendía, sin embargo, el muchacho no fue de mucha ayuda. Ese mismo día, al terminar las clases, ambos chicos caminaron juntos hacia los vestidores, el silencio era incómodo para ambos. El jueves, nuevamente almorzaron juntos, ya que Lev le habló para explicarle algunas cosas que ella le había preguntado el día anterior, aunque al final se confundió con los conceptos. El viernes, fue Hoshi la que se acercó a él durante el almuerzo, y le mostró sus anotaciones sobre el entrenamiento, le mostró que aún tenía que mejorar mucho. El muchacho no le prestó mucha atención, pues estaba embelesado con el hecho de que Hoshi anotara cosas sobre él. Durante esos 3 días, habían empezado lo que parecía ser una rutina, poco a poco Hoshi se sentía más cómoda con la autoproclamada futura estrella de Nekoma, aunque aún no se podía acostumbrar al hecho de que siguiera llamándola Fufuma, Fufukuma, Fukuma, Fukukuma y diversas variantes erróneas de su nombre.

Mientras Hoshi le contaba los distintos acontecimientos, Watanabe empezaba a sentirse aliviado, parecía ser que meterla como mánager del equipo de voleibol, había funcionado, pues para sus ojos, Hoshi comenzaba a relacionarse y tener amigos, aunque por el momento ella los viera solo como compañeros. Cuando Hoshi terminó de hablar, Watanabe le felicitó por sobrevivir a todo ese caos, le regaló una sonrisa y le dijo que se verían nuevamente el próximo viernes. Antes de que la chica saliera de la oficina, la detuvo nuevamente y le dijo que tenía que seguir viniendo en vacaciones, pues los chicos seguirían entrenando, también le comentó que posiblemente abría un campamento de verano, al cual también tendría que asistir. Hoshi asintió, se despidió del profesor y caminó rumbo al gimnasio. Al llegar, Lev la saludó enérgicamente, provocando que el balón que se dirigía hacia él le golpeara la cara. Hoshi negó con la cabeza.

— No deberías distraerte mientras estas en un partido, no importa si es de práctica — lo regañó.

— Lo siento Fufuma-san — se disculpó, equivocándose nuevamente al pronunciar su nombre.

— ¿Cómo es posible que aún no puedas pronunciar su nombre? — preguntó Kuroo, mientras se burlaba — no es tan difícil, vamos, repite después de mí. Fu

La estrella que miraba a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora