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Por la mañana, Hoshi se levantó temprano al escuchar el sonido de su alarma. Recogió su futón y se cambió de ropa, salió de la habitación y se dirigió al baño para lavar su cara, donde se encontró con la sorpresa de que seguía cerrado. Dirigió sus pasos hacia el baño que había usado anoche, cerca de donde dormían los chicos. Una vez se hubo lavado la cara salió del baño y caminó hacia el aula donde dormían sus amigos, pues tenía que pasar por Lev, ya que este había prometido ayudarle a la madre de la chica. Cuando se detuvo para tocar y entrar, la puerta se abrió y salió un Lev medio adormilado, pero completamente alistado. Ambos chicos se saludaron y el peligris le contó que Yaku lo había despertado para que fuera a cumplir con sus deberes, cosa que Hoshi agradeció, pues de ese modo no tenía que meterse a despertar a su amigo.

Ambos chicos caminaron hacia la entrada de las instalaciones de la escuela y de ahí siguieron a paso veloz en dirección a la casa de Fukushima. Cuando llegaron encontraron a los padres de la castaña subiendo varias cajas al automóvil, Lev se apresuró para ayudarles y en poco tiempo cargaron toda aquella mercancía que habían cocinado el día anterior. Todos subieron al auto y Lev intercambió algunas palabras con los padres de su amiga. A los pocos minutos el auto se detuvo frente a la pastelería donde trabajaba Azami, bajaron del auto y empezaron descargar las cajas con galletas y panecillos. Se adentraron a la pastelería donde había algunas mujeres y hombres que los saludaron, obviamente conocían a la familia de Azami, pues en más de una ocasión les habían ayudado en situaciones como en la que ahora se encontraban. También saludaron a Lev, pues durante las vacaciones de verano el muchacho ayudó a Hoshi con algunas entregas, ya que desde que su madre trabajaba ahí, la muchacha empezó a ayudarle con las entregas durante los periodos vacacionales.

Atravesaron el local y cargaron las cajas en un camión grande, aquel enorme pedido iba dirigido hacia una fiesta de una boda que se llevaría esa misma tarde algo lejos de ahí. El pedido aún no estaba completo, aún faltaba decorar algunos panecillos y para no retrasarse tanto habían solicitado la ayuda de la familia Fukushima, para cargar lo que ya estuviera listo, es por eso que se encontraban los 4 ahí desde muy temprano y Lev al enterarse de aquello decidió ayudar también.

Cuando terminaron de cargar las cajas, ambos estudiantes se despidieron de los compañeros de trabajo de la madre de la mánager. Caminaron hacia el auto del padre de la chica y procedieron a subir, pues él los llevaría a la preparatoria. Antes de que el carro arrancara Azami se acercó y le entregó una bolsa de galletas como la del día anterior, esta también iba destinada a los equipos de voleibol que estaban entrenando arduamente.

Además de entregarle aquella bolsa, les regaló un par de cupcakes como recompensa de la ayuda que les habían dado, Lev automáticamente engulló aquel regalo y Hoshi lo regañó, pues al ser un deportista no podía desayunar como primer alimento aquel panecillo. Esta situación hizo reír a la madre de la chica y le pidió que no fuera tan duro con él, luego le entregó otro cupcake al chico y se despidieron. En el trayecto Lev no pudo resistir la tentación de comerlo y nuevamente se ganó una mirada desaprobatoria por parte de su amiga.

Pronto llegaron a su escuela y se despidieron del padre de Hoshi, caminaron en dirección al comedor y en el trayecto se encontraron con Kageyama.

— Kageyama-san — lo llamó la castaña, captando la atención del azabache.

— ¿Uh? Fukushima-san — respondió acercándose hacia ella — Haiba-san —saludó al peligris.

— ¿Ya desayunaste? — preguntó Hoshi a lo que Tobio asintió con la cabeza — Bien, mira lo que te traje — la muchacha empezó a rebuscar en la bolsa de galletas que le había dado su mamá y de esta sacó una bolsa más pequeña con varias galletas. Tobio al verlas se le iluminó la mirada y la chica lo notó — son solo para ti — se las entregó y el muchacho las tomó gustoso.

La estrella que miraba a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora