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Por fin había llegado aquel evento, después de tanto esfuerzo, tanto entrenamiento, tantos partidos, el campeonato nacional de voleibol de preparatoria había llegado. Había mucha gente en los alrededores y dentro del gimnasio metropolitano de Tokio, donde se realizaría aquel evento; poco a poco iban llegando los diferentes equipos que participarían en cada partido con el sueño de ganar en aquel evento y coronarse como el equipo vencedor de la Spring High.

Hinata Shoyo se encontraba embelesado, pues finalmente se encontraba en el mismo ambiente donde luchó aquel jugador que admiraba, el pequeño gigante. Shoyo portaba una amplia sonrisa que ni siquiera los molestos comentarios de Tsukishima hacia su persona podían borrar la felicidad que se reflejaba en su rostro. Poco tiempo después de que llegaron los cuervos a la entrada del gimnasio, se encontraron con el equipo de los gatos, donde el capitán Kuroo no desaprovechó el momento para molestarlos preguntándoles si habían conseguido ver la auténtica Skytree. Ambos equipos se adentraron en el gimnasio hasta llegar a aquella sala de espera donde se encontraban todos y cada uno de los equipos que participarían en aquel evento. Había tanta gente que para algunas personas podría ser abrumador encontrarse en ese mar de gente, era difícil moverse sin chocar con alguien, se oía el parloteo de todos los presentes, algunos nerviosos, otros emocionados, unos que otros más relajados. Todos estaban ahí por el voleibol.

Víctima de su nerviosismo y de aquel abrumador ambiente, Fukushima Hoshi se encontraba en medio de aquel caos; la chica se suponía que debía estar junto a los entrenadores, sin embargo, ella estaba en medio de ese caos porque acompañó a Tamahiko hasta aquella sala. Cuando Nekoma y Karasuno se encontraron frente al estadio, solo estaban 9 de los 10 jugadores de los gatos, pues Teshiro ayudaba a Hoshi con algunas cosas que se habían quedado en su medio de transporte, fueron con los entrenadores para asegurarse de que todo estaba en orden y cuando terminaron Fukushima se ofreció a acompañar al armador de primer año hasta la sala donde se encontraban los demás jugadores. Sin darse cuenta la chica se había adentrado demasiado en la sala, pues una vez que se despidió de Tamahiko ya no supo cómo salir de ahí, intentaba colarse entre la gente, pero era imposible, su baja estatura más su nerviosismo y timidez le impedían comunicarse con quienes obstruían su paso, poco a poco empezaba a sentirse abrumada.

Mientras la mánager del equipo estaba en aquel problema, el resto de su equipo se dedicaba a conversar con los integrantes del Karasuno y algunos de Fukurodani. Aunque la chica no estaba muy lejos de ellos, ninguno se había percatado de la situación en la que se encontraba. No fue hasta que Tsukishima, en un intento de huir de Bokuto, notó que la castaña estaba en problemas. Kei vio que Hoshi estaba parada frente a un grupo de gente que le daba la espalda, parecía intentar hablarles, pero no lograba nada; sin pensarlo dos veces Tsukishima, seguido por Yamaguchi, caminó hasta ella y le tocó el hombro haciendo que la muchacha respingara, volteó su rostro hacia él y se relajó cuando vio al rubio.

— ¿Estás en problemas, Fufuma-chan? — cuestionó burlón y la chica frunció el ceño.

— Claro que no — mintió, pero ambos sabían que era mentira.

— No deberías estar aquí.

— Sí bueno, pero aquí estoy — respondió y Kei levantó una ceja como queriendo preguntar por qué estaba ahí — acompañé a alguien hasta aquí y bueno, no me fijé que me había adentrado demasiado — explicó.

— Ya veo, bueno, suerte saliendo de aquí — se burló, giró su rostro y notó a Yamaguchi, el cual le sonreía de tal manera que Tsukishima frunció el ceño automáticamente. Hoshi miró hacia el pecoso y levantó una mano a modo de saludo, pues ella tampoco lo había notado.

— Hola, Fukushima-san — saludó Tadashi — Tienes problemas para salir de aquí, ¿cierto? — cuestionó amable y la chica asintió — Te ayudaremos a llegar hasta la salida — contestó y Hoshi sonrió, Kei lo miró curioso, no sabía que era, pero estaba seguro de que Tadashi tramaba algo.

La estrella que miraba a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora