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Sin darse cuenta Hitoka y Hoshi se habían hecho buenas amigas, posiblemente se debía a que ambas compartían el sentimiento de tener poca experiencia en aquel deporte, así como la dificultad para entablar conversaciones o la torpeza que se presentaba en ellas cuando se encontraban sumamente nerviosas. Fuera cual fuera el motivo, ambas chicas se sentían cómodas juntas, sin importar si había una animada conversación o un silencio solemne. Ambas chicas se encontraban en la cocina, junto a las demás mánagers del campamento, ayudaban a cortar unas cuantas verduras para la ensalada y conversaban sobre lo difícil que era cortar jitomates sin hacer un desastre.

— Ah, esto es muy difícil — se quejó la rubia.

— Demasiado — contestó la castaña mientras se limpiaba las manos con una servilleta. Se hizo presente el silencio mientras seguían cortando, sin embargo, no duró mucho.

— ¿Te puedo preguntar algo Hoshi-san?

— Acabas de preguntar algo — respondió la castaña haciéndose la graciosa.

— Me refería a algo más — sonrió Hitoka.

— Claro, ¿Qué quieres saber Hitoka-chan?

— Emmm — titubeó por un momento — ¿Por qué anoche quisiste quedarte a cenar en la cocina? — la pregunta provocó que Hoshi hiciera una mueca incomoda.

— Bueno — se detuvo pensativa — yo estaba, ummm, tratando de huir de Hinata-san.

— ¿Huir de Hinata? — preguntó confundida.

— Es que, bueno, estaba haciendo demasiadas preguntas y yo — hizo una pausa — yo no sabía cómo contestar y además hablaba tan rápido y animadamente. Sentí que, si permanecíamos en el mismo espacio, moriría.

— Entiendo — contestó la rubia recordando como se había sentido las primeras veces que cruzaba palabra con el muchacho — es bastante animado.

— Demasiado — el rostro de estrés que se había formado en Hoshi hizo que Hitoka riera.

— Hoshi-chan — una voz interrumpió la conversación de las mánagers, era Kiyoko — puedes ir a desayunar, yo me quedo a ayudar a Hitoka.

— Eh, no es necesario, puedo quedarme más tiempo cortando — respondió algo apresurada.

— Hoshi-chan — empezó la mánager mayor de Karasuno — has trabajado muy duro, te mereces al menos un desayuno con tus amigos — Kiyoko sonrió y Hoshi no supo cómo refutarle. La mayor le entregó una bandeja de comida, Hoshi la tomó, salió de la cocina y se dispuso a buscar un lugar donde sentarse.

Sopesó la idea de sentarse con alguno de sus amigos, sin embargo, estaban todos segregados, relacionándose con distintas personas y ella no estaba lista para lidiar con personas nuevas tan temprano. Buscó a Lev y notó que estaba sentado junto a Hinata y el armador de Karasuno, Kageyama, o al menos así le dijo Hitoka que se llamaba aquel chico; al ver a Hinata ahí, abandonó la idea de sentarse con Lev. Siguió mirando las mesas del comedor y su mirada se cruzó con la de Kuroo, que al notar que la chica lo observaba le sonrió de manera que a Hoshi le pareció siniestra. El capitán del Nekoma estaba desayunando con Kenma, Bokuto y Akaashi, pensó en que podría sentarse con ellos, pero la sonrisa malvada de Kuroo le hacía pensar que tendría un desayuno pesado si se sentaba con ellos. Después de tanto pensar, decidió sentarse en una mesa que estaba un poco más apartada, no había nadie ahí y lucia bastante tranquilo aquel lugar. Caminó en esa dirección y al llegar se sentó, miró su comida por un momento, la revolvió un poco y empezó a comer mientras observaba a los grupos que se habían formado en el comedor. Su mirada se detuvo en el chico rubio de Karasuno, el cual parecía estar intercambiando palabras con Hinata; Hoshi sintió curiosidad por su conversación, desvió un poco la mirada y sus ojos se cruzaron con los de Lev, quien le sonreía de tal manera que le daba a entender que la estaba invitando a que comiera junto a ellos. La chica negó con la cabeza y regresó su vista al plato para seguir comiendo, sacó su celular de su bolsillo y pensó en escuchar algo de música mientras comía, pero recordó que sus audífonos se habían quedado en su casa.

La estrella que miraba a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora