Extra

124 18 0
                                    

Era jueves por la mañana y Kageyama Tobio se encontraba bastante pensativo, tanto que incluso había ignorado a Hinata durante la mañana cuando este empezó a correr a toda prisa hacia la escuela y así vencer al armador en esa típica competencia que repetían una y otra vez. Pero a pesar de que el pelinaranja había ganado, no podía saborear esa victoria, pues su rival y amigo no había corrido en cuanto lo vio. El armador titular tampoco reaccionó cuando se cruzó con el irritante bloqueador rubio de primer año, el cual intentó provocarlo como de costumbre, pero este simplemente pasó de largo, dejando a un Tsukishima Kei molesto por no lograr su objetivo. El azabache ni siquiera prestó atención a sus clases, aunque eso era común en él, sin embargo, había prometido hacerlo pues pronto tendrían exámenes. En su cabeza solo se repetía la conversación por texto que había tenido con Fukushima durante la noche anterior y se preguntaba cómo podía ayudar a aquella chica, pues realmente quería hacerlo y no solo porque le hubiera dado galletas o algo así, después de todo, le parecía alguien agradable, podría decir que la consideraba su amiga, además le había ayudado a conseguir aquellas rodilleras nuevas.

Sin darse cuenta llegó la hora del almuerzo y como de costumbre caminó a la máquina expendedora de siempre y elaboró su ritual para que el "destino" eligiera por él si debía tomar leche o yogurt, ese día tocó yogurt. El muchacho se agachó, tomó la cajita, quitó el popote y lo encajó en la caja para proceder a beber de ella, dirigió sus pasos a su aula nuevamente, pero a medio camino se cruzó con Sugawara, el cual conversó brevemente con él y le recordó que debía poner atención a todas sus clases, así como prepararse para los exámenes. Esto último lo hizo sentir algo de culpa por no prestar atención a las clases de aquella mañana, sin embargo, su mente no podía apartar esos pensamientos de querer ayudar a la mánager del Nekoma, así que aprovechó su conversación con Sugawara para pedir un concejo.

— Suga-san, ¿Puedo preguntarte algo? — esto tomó por sorpresa al de tercer año.

— Claro, Kageyama, ¿Qué sucede?

— ¿Alguna vez te has sentido nervioso de iniciar una conversación con cualquier persona con la que nunca has hablado? — preguntó directamente, con su semblante serio.

— Esa es una pregunta un poco extraña — respondió — ¿Estás teniendo problemas para entablar conversación con alguien? — preguntó curioso.

— No — negó — es Fukushima-san, ayer me dijo que no sabía que hacer o cómo actuar al iniciar una conversación y se sentía triste por ello.

— ¿Fukushima-san? ¿La mánager de Nekoma? — preguntó con sorpresa, a lo que Tobio únicamente asintió — no sabía que mantenías contacto con ella — murmuró sorprendido.

— Ella me ayudó a conseguir mis rodilleras nuevas — comentó el azabache.

— Ya veo — se detuvo un momento para pensar — Eh, bueno, contestando a tu pregunta, no recuerdo haber tenido ese sentimiento alguna vez, pero algo que quizá le pueda ayudar es realizar algún ejercicio que calme su ansiedad — sugirió.

— ¿Cómo cuál?

— Puede respirar lento y profundamente antes de acercarse a hablar con quién sea que quiera hablar, lo esencial es encontrar la calma — explicó — quizá puede apoyarse de alguno de sus amigos, me refiero a que la acompañen y le den apoyo moral. Aunque la verdad no puedo asegurar que funcione, estas cosas son de probar y probar hasta encontrar un método que le sirva.

— Entiendo — se quedó pensativo un momento, meditando en como decirle aquello a la chica, aunque no estaba seguro de que esa poca información fuera algo útil, aunque era mejor que nada — gracias, Suga-san.

— No hay de que — el mayor le palmeo la cabeza y acto seguido el azabache siguió su camino, dejando a Koshi solo mirándolo alejarse — me alegra que se hayan hecho amigos — murmuró para sí mismo y después se encaminó hacia su salón.

La estrella que miraba a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora