V ★ Ollitsahc Fure O-Azuta

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Con cada paso que daba detrás de Vanaih, el castillo se elevaba más y más

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Con cada paso que daba detrás de Vanaih, el castillo se elevaba más y más. Iban por un estrecho sendero tallado en la roca, un poco pedregoso y bordeado por pedruscos. Jesús no podía dejar de ver el castillo, incluso estuvo a punto de tropezar en dos ocasiones.


-Ten cuidado al caminar.


-Ah, s-sí.


Jesús dobló a la derecha siguiendo a Vanaih, por lo cual ahora tenía el castillo a la siniestra, y sentía que se alejaba de él y éste descendía achicándose.


Llegaron en ese momento a la entrada de una cueva. Jesús sintió escalofríos al apreciar dentro una densa oscuridad. Por otro lado, Vanaih se mostraba despreocupado.


Jesús se detuvo en la entrada.


-Está muy oscuro -dijo-, ¿no nos perderemos?


-Tranquilo. Conozco bien este camino, lo construyeron los faiyanos hace muchos años. -La voz de Vanaih se oyó con eco al entrar a la cueva-. Lo mandó a construir el Rey Refáider I, ya que venía muy seguido por aquí a visitar al Rey Olbatas II.


Sin más, Jesús entró también.


Dentro daba igual si cerraba los ojos o no. Avanzó a ciegas, arrastrando los pies, tratando de no tropezar, con las manos por delante. Por suerte no se topó con nada.


-Casi lo olvido -dijo Vanaih.


Jesús se detuvo.


«BUUUN»


Vanaih encendió su mano izquierda con una luz oscura, pero muy luminosa, en alto; mientras que con el brazo opuesto sostuvo a la señorita Kare. Una luz que formó una refulgente esfera negra que les sirvió como farol. Así Jesús pudo ver que no había avanzado mucho y que Vanaih estaba a más de cinco metros de distancia. De la mano de éste último se desprendió la esfera de luz y se elevó hasta permanecer en lo alto, iluminando muy bien la galería; luz que seguiría a su creador.


-Adelante está repleto de estalagmitas.


Era cierto, no faltaba mucho para que llegaran adonde se hallaban todas las negras estalagmitas, apenas separadas las unas de las otras.


Jesús jamás en su vida había visto o entrado a una cueva; hoy estaba viviendo muchas cosas nuevas. Pero lo que más le llamó la atención fue la flotante esfera de luz que emanó Vanaih de la palma.


-¿Cómo puedes sacar luz de las manos? -preguntó.


-Todos tenemos luz, y la empleamos de diversas formas, depende cómo la usas y si eres capaz de encontrarla en tu interior. Es lo que pienso -declaró Vanaih, sonriendo.


Jesús se quedó sin palabras, le sorprendió (y le gustó) lo que escuchó, e igual sonrió. Ya ni siquiera preguntó qué cosa eran las estalagmitas. Tan sólo siguió a su guía sin decir nada más. Mientras la esfera de luz levitaba a poco más de un metro de Vanaih.

Ilev -Dark Glow- I. El estado Dark WildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora