Epílogo: Féstehger Tókzer

4 0 0
                                    

—Fue muy estúpida, no pensé que lo fuera tanto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Fue muy estúpida, no pensé que lo fuera tanto.
Kezah Fáred resopló y se sentó en la cima de una colina. A un lado de su oreja había un pequeño círculo negro de evo que estaba utilizando como intercomunicador; pero en ese momento lo hizo desaparecer con un movimiento del dedo. Tenía las uñas largas y pintadas de negro. Se hallaba solo en el Káentritux, el Reino del dios Etrétox.
«No debí quitarle las Bestias —pensó—, supongo que erramos al subestimar a la Reencarnación de Ilev. Pero qué se le va a hacer, la que cayó fue ella y no yo.»
Movió sus relucientes ojos amarillos, fijándose en el pálido cielo grisáceo, con aire pensativo.
—Dunnkleh Arkha, Dunnkleh Arkha —canturreó Kezah Fáred en un murmullo.
De entre la gabardina negra que llevaba y los malolientes harapos que tenía enredados en el pecho sacó una redonda piedra oscura que parecía de cristal, a pesar de la tenue luz, en ella pudo ver su reflejo. Era un hombre agraciado, con la cara mugrienta, una cara puntiaguda. Cuando se echó atrás el capuchón dejó al descubierto su tieso cabello, peinado hacia atrás. Observó con mucha atención la piedra, esperando a que algo sucediese.
—Vamos —dijo—. El Ángel de la Muerte dijo que esto no sólo sirve para contener a las Bestias Oscuras, que puede hacer mucho más. Vaya piedra de Kunath, no sirve.
En ese momento, como si fuesen hologramas, aparecieron dos imágenes frente a él, en el denso aire. Eran un par de cosas incorpóreas que rugían y gruñían, tenían sendas bocas repletas de afilados y amontonados colmillos.
—La Mortoh Ahruhcso y el Nahafleste Shwaah —musitó Fáred, anonadado—. Dark-Death y Monster-Black.
Kezah Fáred se percató de que sólo tenía que pensar en querer ver a los espíritus para tenerlos enfrente. Sonrió con malicia, tenía lo que quería, eso lo hacía sentirse extasiado. Con esto en sus manos podía recuperar lo que, según su difunta madre, por derecho le pertenece a él y sólo a él.
—Ese cabrón de Difireh se las verá conmigo… —expresó con desprecio— él y toda su familia. No se esperan en lo absoluto la llegada de Dark-Arkha y su inmensurable poder. Ya lo verán, Bestias Oscuras, que lo conseguiremos juntos, ustedes junto con las demás Saitseb Sahruhcso.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ilev -Dark Glow- I. El estado Dark WildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora