Apéndice III ★ La Reencarnación de Eliv

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El Palacio de Demazasi, con la Necrópolis de los Marciales, se encuentra a la vera de las Montañas Negras, una extensa cordillera en el Olámtox que marca el límite del Morsteranhd y el extremo noroeste de Tannakert

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El Palacio de Demazasi, con la Necrópolis de los Marciales, se encuentra a la vera de las Montañas Negras, una extensa cordillera en el Olámtox que marca el límite del Morsteranhd y el extremo noroeste de Tannakert. Decenas de akertanos entran a este palacio cada instante. Pero ninguno reparaba en aquel joven de rostro adusto que atravesaba con tanto apremio el elegante vestíbulo —donde se aglomeraban akertanos que iban y venían—, dando cada paso con ímpetu, casi clavando sus bonitas botas negras en el suelo de piedra grisácea. Avanzó y avanzó. Llevaba un ajustado pantalón y una chaqueta abierta. Era él un apuesto joven caucásico, con el alborotado cabello tan oscuro como su ropa, casi resplandecía. Con unos fieros ojos color plata divisó una puerta doble hecha de la madera más fina. Caminó en esa dirección.
«PATANH»
La puerta se abrió con estrépito.
El apuesto joven entró a una gran sala en penumbras, sin detenerse, caminando por una alfombra negra que apenas era visible. Sus pasos resonaban en toda la sala provocando ecos.
«KOHN, KOHN, KOHN, KOHN, KOHN…»
Iba tan deprisa que ignoró las filas de soldados que había a sus costados, todos parados con firmeza, viendo al frente. Se detuvo ante un majestuoso trono de piedra invisible en la oscuridad. Pero él lo escudriñó, esperando ver a alguien, esperando ver al dueño de la presencia de ev que percibía.
«FUH»
—Demazasi —dijo el chico con leve seriedad.
—Mi estimado Ryokah —dijo Demazasi. Tenía las piernas cruzadas y estaba cubierto por un manto negro, y una capucha le cubría el rostro hasta la nariz.
Ryokah pudo verlo mejor cuando Demazasi encendió el pulgar e índice con alguna clase de luz gris que no le sorprendió; pero sí a los guardias.
—¿Por qué no me lo contaste? —bufó Ryokah.
—¿A qué te refieres, muchacho?
—De qué va a ser, pues, de la supuesta reencarnación de mi archienemigo.
—Ah…, eso —repuso Demazasi sin darle importancia—. No estaba obligado a hacértelo saber. Tan sólo se lo insinué a Olbatas hace unos meses, pero el Gran Azrael me confió ese secreto apenas hace poco.
—¡¿Secreto?! —repitió el otro—. Ese arcángel sabía bien que debía informármelo.
—No veo con qué derecho te atreves a pedir algo semejante —terció Demazasi con calma.
—¡Con el derecho de que poseo el alma de un ser superior a ustedes, Ángeles de la Muerte!
Ryokah resopló, llevándose las manos detrás de la cabeza y comenzó a caminar de un lado a otro delante del trono. Miró a Demazael Arcángel con el ceño fruncido y una pizca de frío desdén.
—Podían haberme dicho antes —dijo—, después de todo es la reencarnación de quien en otra vida fue mi mellizo, ¿no? Estoy consciente de que en hogaño no somos parientes, pero nuestras almas fueron las de los hermanos Ilev y Eliv.
—Reencarnación de Eliv. Si supieras que quien es la Reencarnación de Ilev es una persona que dista mucho de ti. Es amable.
—¡¿Cómo demonios voy a saber cómo es ese idiota, si ni siquiera sé quién es?!
—Su nombre es Jesús Naranjo.
—Sí, y yo soy Ryokah Burankou, un etreumano que viene de Arreito. ¿Él dónde reside?
—No puedo decírtelo, y además, no quiero.
—¿Qué mierda? Bien que lo sabes, ¡dilo! ¿Por qué no?
—Sabes el porqué. Iras tras él e iniciarás un enfrentamiento. Un arreitano contra un terrícola, eso no es justo. Ni siquiera tratándose de ustedes.
Ryokah dio un respingo como si lo hubiesen abofeteado con fuerza y de súbito.
—¿Acaso no ha aprendido a controlar su poder oculto?
—Así es —asintió Demazasi—. He de decirte que la Reencarnación de Ilev tiene una amiga, una niña de apenas catorce años, que es mucho más poderosa que él.
Si este Ángel de la Muerte no se lo hubiese dicho, Ryokah Burankou jamás lo hubiese creído. Fue una noticia que lo desanimó de sobremanera. Quería enfrascarse en una batalla frenética con alguien que poseyera poderes equiparables a los suyos, pero siendo así… nada podía hacer.
Chasqueó la lengua y se volvió a Demazasi.
—Supongo que no ha manifestado su poder espiritual.
—Dark Glow y Dark Wild.
—¿Ah? Entonces resultó ser un completo debilucho.
—¿Por qué lo dices? —quiso saber el Arcángel de la Muerte con fingida indiferencia.
—Manifestó dos Estados de Poder y dices que una simple niña es más poderosa que él. Así jamás podrá darme batalla, ni a mí ni a ningún otro Demonio Oscuro.
—Dará pelea, ya verás. Podría apostar que te sorprenderá.
—¡Me sorprendería si resiste mis puños! Alguien tan débil no me sorprenderá con hazañas de batalla.
—Dudar de los demás es como dudar de ti mismo. Él ha derrotado al Nahafleste Shwaah.
—Yo lo derrotaría con una mano. Tengo mucho más poder que tú y tu ayudante.
—Pepsothán no es mi ayudante —rio Demazasi—. Admito que el Heredero de Ilev está desarrollando sus poderes con parsimonia. A diferencia de ti, Heredero de Eliv, él nació con menos de dos unidades de ev y con nada de evo. Tú naciste con mucho poder, eso en parte es un regalo de Yahwáh Dios para que logres lo que quieres: ser muy poderoso.
—Y cierto idiota renació buscando amor, ¡qué tontería!
Demazasi se echó hacia atrás la capucha luego de hacer que una pequeñísima bola de luz gris comenzara a iluminarlos sólo a ambos. Acercó su rostro al de Ryokah y le dijo:
—Aquí entre nos, no le ha ido muy bien con eso. Le es difícil saber quién es la reencarnación de Anadri. Sin embargo, Jesús sólo busca ser feliz, y su felicidad no está en tener poder, sino amor.
—No entiendo para qué quiere amor pudiendo tener poder.
—Pues él no entendería por qué tú quieres poder pudiendo tener amor.
El Heredero de Eliv se quedó un momento observando el sonriente rostro de Demazasi.
—Me da igual lo que Ilev quiera hacer con su patética vida —replicó—, sólo espero que se haga fuerte y podamos tener nuestro enfrentamiento. La verdad las leyendas no son claras, no explican bien quién fue el ganador de la Legendaria Batalla de Energía Oscura y Energía Blanca. Ya estoy cansado de que la llamen “la Leyenda de Ilev”, cuando Eliv también es parte de ella.
»Escúchame, Arcángel Demazasi, cuando haya derrotado al Heredero de Ilev y sea el más poderoso del Universo, todos conocerán la leyenda de la Reencarnación de Eliv.
—Conoces la Leyenda del Rey Hechicero, ¿cierto?
—Sí, pero yo me refiero a Eliv, no a Tawon —repuso Ryokah—. Porque tampoco nadie en la Galaxia Mórtox habla ya sobre aquel que enfrentó a ese Número Cúbico en Muértex cuando cayó el supuesto cometa Zulajor.
—Eliv…
—¿Qué quieres?
—¿Qué ganas con ser el más poderoso? ¿Buscas gloria?
—Busco ser el más poderoso y ya, no digas estupideces.
Demazasi inclinó la crisma y se irguió en su trono, con aire severo, y dijo:
—Sé bien que la motivación de Eliv tenía que ver con el amor. No sirve de nada querer alcanzar un poder equivalente al de Yahwáh Dios. Sólo existe un ser superior a todos, y ese es el mismísimo Señor Soberano Yahwáh. No desperdicies tu tiempo buscando algo que al final no te dará felicidad.
—No busco ser feliz. No siento amor por nadie, ni siquiera por Soid. Seré muy poderoso y ya.
—Qué obstinado —suspiró Demazasi—. Ahora bien, no conoces de verdad a Yhaváh Soid. Si no has amado no has llegado a conocer a Soid, porque Soid es amor.
Ryokah tomó la pequeñísima bola de luz gris del Ángel de la Muerte en su mano; la luz le quemaba la palma y ardía con intensidad, pero aun así mantuvo la mano cerrada. Así, entre la oscuridad, se alejó rumbo a la puerta, aún con la mano bien cerrada.
—¡Me retiro por hoy! —dijo a voz en cuello—. ¡No vale la pena seguir aquí!
Demazasi sólo sonrió, hasta que dijo:
—Valdrá la pena que esperes a que la Reencarnación de Ilev sea más poderoso.
—¡De todos modos no puedo conocerlo, no me has dicho dónde está!
Ryokah Burankou estaba a punto de llegar a la salida. Y antes de salir al pasillo se detuvo, soltando la bola de luz, que terminó por disiparse. No se volvió, tan sólo observó el suelo pétreo con aire pensativo.
—Ya llegará el día en que lo vea —exclamó—. Así podré retarlo a tener un combate conmigo. Quiero conocer su poder más que conocerlo a él mismo. ¡Que se repita aquel feroz enfrentamiento de hace unas cuantas Edades! La última vez murieron Ilev y Eliv…, estoy ansioso por saber… si morirán Jesús y Ryokah.

 ¡Que se repita aquel feroz enfrentamiento de hace unas cuantas Edades! La última vez murieron Ilev y Eliv…, estoy ansioso por saber… si morirán Jesús y Ryokah

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Ilev -Dark Glow- I. El estado Dark WildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora