Apéndice II ★ El Concilio de los Ángeles de la Muerte

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Por obra del Gran Izraíl, el Sol Gris se hallaba encima de las Montañas Negras del Mundo de los Muertos; en el (año) 5303 de la reiniciación 7600 de la Treceava Edad, en el décimo (semzéid), en el tres (erevaíd) del mes

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Por obra del Gran Izraíl, el Sol Gris se hallaba encima de las Montañas Negras del Mundo de los Muertos; en el (año) 5303 de la reiniciación 7600 de la Treceava Edad, en el décimo (semzéid), en el tres (erevaíd) del mes. Este día fue escogido para llevarse a cabo el Concilio de los Ángeles de la Muerte. Lo organizó el Ángel Jefe de la región de Nergya.
Demazasi caminaba con la cara en alto —una cara hermosa y varonil—, rumbo al lugar de encuentro. Cuando preparaba el obsequio y la carta que le mandaría a la Reencarnación de Ilev, le ordenó a Pepsothán que tuviera todo listo. A la terraza habían llegado los demás Ángeles de la Muerte; y como siempre que organizaban concilios para tratar problemas leves, no asistía el Superno Arcángel de la Muerte: Azrael.
Demazasi llegó entonces, tan majestuoso y con su habitual aire bondadoso, acariciando el suelo de piedra tallada con su larga túnica negra. Sonreía, ya quería hablar con sus hermanos después de tanto tiempo. Los demás lo miraron y movieron la cabeza como forma de saludo. Dos Ángeles de la Muerte por cada región de Tannakert, sentados en círculo delante de una mesa de piedra. Todos vestidos con simples túnicas suntuosas, de color gris, marrón y negro, y huaraches negros o gris marengo. No solían llevar joyas ni nada por el estilo, sólo túnicas y una que otra prenda; Daisuku Arcángel a menudo usaba una bufanda negra. No llevaban las alas de fuera. Pese a ser Ángeles, éstos no eran inmateriales, sino espíritus corpóreos, con apariencia de hombres esbeltos, dotados de gran belleza.
De entre todos, la mirada de uno en particular seguía a Demazasi. Eran unos fieros ojos color grana, los del hombre que movió la silla a su lado.
Demazasi se sentó.
—Gracias, Pepsothán —dijo amablemente.
Con las manos juntas sobre la mesa, Demazasi esperó a que alguno hablara.
—Me da gusto volver a verlos, hermanos —dijo Daisuku con tono serio.
Pepsothán entonces carraspeó.
—Como saben, estamos aquí para hablar sobre la supuesta reencarnación de Ilev —dijo.
—¿Supuesta? —preguntó Romkafié con su característica voz ronca—. ¿Es decir que no están seguros de ello? Porque el Rey Demonio de mi región ha hecho amistad con él.
—Kusonhre también —comentó el Arcángel VejYiz, esbozando una sonrisita burlona—. Si no se trata del verdadero, esos zoquetes amistaron con un mortal cualquiera.
Terminó soltando una risotada desigual (aguda y grave), maguer no sobresaltó a ninguno. Éste Ángel tenía unos brillantes ojos verdes que derrochaban locura, y su cara era más blanca que las de los demás, tan blanca que resaltaba su enmarañado y erizado cabello oscuro. Al verlo uno pensaría en Beetlejuice.
Demazasi se llevó una mano a su despeinado cabello, sonriendo.
—Escuchen —dijo—, es el verdadero, no tienen por qué dudar. Azrael Arcángel me lo ha contado sólo a mí, pero no se debía saber hasta que el nuevo Ilev se diera a conocer por sí solo. Y tengan por seguro que el muchacho no tenía conocimiento alguno sobre Ilev, fuese por obra del Alto Arcángel de la Muerte o del Señor Soberano Yahwáh, pero él era normal antes de todo, antes de que se activara su lado demoníaco oscuro. Y, es un rotundo hecho que Yesúia vive.
Daisuku entornó sus morados ojos, mirando a Demazasi.
—Me extraña que no se nos informara al menos a VejYiz y a mí —protestó
—Me lo dijo apenas hace poco —declaró Demazasi—. Vino a aquí, a mi palacio, y sólo hablamos de eso, no fue una plática duradera. Procuramos que nadie escuchara, porque sólo me lo contó una vez y no dijo nada más, por lo tanto, me ordenó no hablarlo con nadie.
—Ni siquiera conmigo —dijo Pepsothán con un gesto amargo, volvió la cabeza a otro lado y frunció el ceño a más no poder.
Demazasi soltó una risita por lo bajo. Al cabo, Rámcuan habló por fin.
—¿Cómo se encuentra el Heredero de Ilev? —dijo con severidad—. Según me informó Kusonhre, no sólo atacaron a mi hija, también a él. No veo cómo y por qué un Deriln terminó yendo a Tierra con la intención de atacar a Yesúia y de paso a mi Kare.
Todos se hubieron puesto serios, la seriedad de Demazasi era profunda e inexorable.
—No sabemos quién fue responsable —manifestó—, sin embargo, el señor Jesús Naranjo, es decir, Yesúia, no nos pudo proporcionar mucha información al respecto. Se lo contó a varios akertanos de mi región, como a las hermanas Dózart y a la familia Vahnark que vive en la linde del Demoroth, aunque no dijo nombres.
—Kare no recuerda nada —agregó Rámcuan—. Por más preguntas que le hice no me contó nada, sólo dijo que se hallaba fuera de casa, hasta que su vista y su mente se ensombrecieron y despertó en el castillo de Kusonhre. ¡Los malditos que la atacaron usaron magia de Itrishwaah para torturarla y hacerla olvidar todo cuanto pasó!
—Bueno —dijo Demazasi—, esperemos que Kare esté mejor, al igual que Yesúia.
—¿Hace cuánto nació Yesúia? —inquirió Romkafié.
Demazasi observó un anillo plateado que llevaba en la mano izquierda.
—Exactamente hace diecisiete años y un día —repuso curvando los labios.
—¿El día de ayer cumplió un año más de vida? —soltó Rámcuan, sorprendido.
—Ju, ju, ju, ju —Demazasi rio ente dientes—. De hecho, inclusive le envié un obsequio. No pude dárselo en persona. Sin embargo, mandé a una de sus amigas a entregárselo, y ella fue tan amable al hacerme ese favor. Porque el nuevo Ilev no sólo ha hecho amistad con gente importante de Tannakert. Se hizo amigo de personas a las que los Reyes Akertanos no les tomarían ni la más mínima importancia. Qué humilde resultó ser —rio entre dientes un poco más—. Lo he estado observando en las ocasiones que ha venido a este mundo y he notado que se muestra algo cohibido. Tal vez sea un poco introvertido, pero es amable, modesto y… sí, a mi parecer, simpático. En lo personal lo considero una persona amena. Ya llegará el momento en que lo conozcamos.
—¿Seguro que no es impertinente? —gruñó Pepsothán—. ¿Ni engreído? Para ser la reencarnación de Ilev es algo mediocre si fue atacado y apenas salió con vida, ¿no creen? Podría, después de todo, ser tan altanero como el otro.
Aquello hizo que Demazasi sonriera con gracia, frunciendo levemente el ceño.
—No lo creo —expresó—. Vi con mis propios ojos cómo fue agradecido cuando una de sus amigas le salvó la vida. También, cómo se preocupaba por los demás, o mejor dicho, se preocupaba por sus nuevos amigos. Si en el fondo no es una buena persona, no lo está demostrando ni un poco.
—¿Cómo que le salvaron la vida? —preguntó Daisuku.
Mientras VejYiz molestaba a Romkafié, jugando con su cabello.
—Fueron atacados —replicó Pepsothán con indiferencia.
—¡¿Lo atacaron de nuevo?! —exclamó Rámcuan con indignación—. Espero que haya salido con bien, mi hija aún quiere agradecerle que la haya encontrado.
—Prepárense —dijo Demazasi, imponente—, incluso yo me sorprendí. En un solo día sucedieron muchas cosas que si no hubiese visto no las habría creído del todo.
—Habla ya —dijo Romkafié—, no nos intrigues. ¡Basta, VejYiz, suéltame!
—Renacieron como debía ser —comenzó Demazasi—. Sí, todos, reencarnaron en esta Edad, en un lapso de trece años: Ilev, Eliv, Anadri, Wolf-Black, el Nahafleste Shwaah y la Gulgóleth Tokz, la Bruja Innombrable y unos que otros más. Es muy probable que hayan reencarnado todos, si no la mayoría, en la misma nación.
—Está claro que renacerían —terció Rámcuan.
—¿En el mismo planeta? —dijo Daisuku—. Grande es el Señor Soberano Yahwáh, pero, al hacer algo así traería consecuencias graves.
—Bueno, bueno —dijo Demazasi—, pero no nos desviemos. Lo que quería decir es que el Nahafleste Shwaah atacó, y no su reencarnación, no. Alguien extrajo a la Bestia Oscura del mortal que la poseía, y por suerte, quien lo hizo no ha usado al Gwafh Shwaah.
—El Kuroi Kaibutsu apareció al sudoeste, por el Camino Pétreo, cerca del Demoroth —agregó Pepsothán.
—Y fue justo cuando Yesúia y sus amigos pasaban por ese lugar —continuó Demazasi Arcángel—, así que los atacó y tuvieron que enfrentarlo. Pasaron muchas cosas. —Los demás escuchaban atentos—. Noté que el Nahafleste Shwaah no contaba con mucho poder, aun así dio problemas. Por suerte, ellos se encargaron. Ahora sé que en mi región hay una descendiente de Tawon, el Rey Hechicero de Arreito, porque la nieta de Yúeki Dózart es capaz de usar el Estado Furor. Con su mente en el Lado Salvaje pudo enfrentar a la Féstehg Tokz. ¡Una niña de tan sólo catorce años!
Los otros Ángeles de la Muerte estaban incrédulos.
—Eso no es todo, sino que Yesúia sacó a relucir el… Kira Tokz.
Los ojos de sus hermanos se abrieron como platos por la impresión; pero no tanto como los de Pepsothán.
—¡¿El Dark Glow?! —exclamó—. Pero si es tan débil que no debería poder emplearlo.
—Fue un Dark Glow de lo más débil, se los aseguro —rio Demazasi—. Además, el poder de Jesús Naranjo no se compara con el de Ryokah Burankou, su archirrival.
—¿Y si llegase a manifestar el Dark Wild? —preguntó con seriedad Daisuku, un tanto interesado.
El resto de ellos se pusieron a discutir, todos a excepción de Demazasi y Pepsothán.
—Lo preví —profirió Demazasi, atrayendo la atención de los otros, que acallaron—. En serio, en eso consistía el presente que le envié: le obsequié un anillo que reprimiría su poder si manifestaba el Dark Wild y expulsaba lo necesario para que su cuerpo terminara explotando, así seguiría con vida, y no pondría en riesgo a muchos. Me percaté de que en él se cernía una sombra, había emociones, sentimientos y pensamientos reprimidos, todos en su mente y en su corazón; por ventura también los había en su alma. Lo he visto afligirse por pensar en Ayíarab.
—¿Ya saben quién es ella? —quiso saber Rámcuan—. ¿En quién reencarnó?
—No —respondió Demazasi, sombrío—. El Gran Izraíl no me ha dicho nada.
Nadie dijo más, hasta que Romkafié se inclinó hacia adelante, mirando a todos.
—Oigan —dijo—, ¿ustedes creen que Ilev y Anadri vuelvan a estar juntos?
—Lamentaría mucho que no terminaran juntos —declaró Demazasi.
—Yo —dijo Rámcuan— quisiera que el anhelo de Ilev se hiciera realidad.
—¿Qué piensa nuestro padre sobre esto? —preguntó Daisuku a Demazasi.
—Dice… que… sucederá lo que tenga que suceder, lo que el Señor Soberano Yahwáh decida, y nada se podrá hacer para que se cumpla la voluntad del Todopoderoso. Así que, siempre todo es cuestión de tiempo. Las cosas se darán tarde o temprano, decidiendo si serán felices juntos o no.
Pepsothán había comenzado a reír por lo bajo, pero elevó el tono.
—Estén conscientes de que algo como aquello se repetirá —farfulló—, y es, como saben, la confrontación entre Eliv e Ilev. También, tarde o temprano las cosas se darán, ¿no creen?
—Eso será muy riesgoso. ¡No sean estúpidos! —VejYiz soltó una risotada—. ¿Y si esos dos idiotas alcanzan estándares de poder con los que le hagan cosquillas a papi Azra? ¡Ja! A nosotros nos dejarían en el suelo lloriqueando. Si descuidamos a esas dos reencarnaciones serían capaces de llegar a hacerle frente al mismísimo Capitán de los Ángeles Mikghael.
—Ninguno podría hacerle frente a san Mikaiyáh Arcángel —opinó Daisuku.
—Sólo si se unen o no se matan entre ellos —dijo Romkafié con una ceja levantada.
—Es por eso —dijo Demazasi alzando la voz— que debemos procurar que no se enfrenten, y, si se llegasen a encontrar, que no comiencen un combate. Por el bien de sus vidas y por el bien ajeno. Déjenme ser el segundo guarda de Yesúia.
—Óglevan no estará conforme —terció Pepsothán.
—No me importa lo que él diga, ¡se hará lo que yo, Demazael, diga! De mi cuenta corre que no se enfrentarán ni siquiera en un Torneo Demoniaco Oscuro.
Daisuku había estado mostrando un semblante serio, con una pizca de angustia.
—Ilev y Anadri siendo felices juntos —dijo— y el enfrentamiento a muerte entre Eliv e Ilev son ambas cosas muy posibles de suceder. Una como la otra podría suceder y sólo Yhaváh Dios sabe si es inevitable alguna de las dos.
Y nadie dijo nada, con eso se prolongó un silencio.
—Óglevan puede cuidarse solo —suspiró Demazasi—, así que, como ya dije, yo cuidaré de Yesúia hasta que pueda protegerse a sí mismo, maguer… no podré protegerlo del daño sentimental. Sólo espero que se haga fuerte a su paso, tanto física, como psicológica y espiritualmente. Sabemos que se esperan muchas cosas, grandes cosas, del Heredero de Ilev.
»Una reencarnación busca el amor y la otra el poder. He de suponer que es porque así lo deseaban los antecesores de sus almas. Eliv e Ilev…
Lo que se dijo después no tiene mucha importancia aquí, sólo eso te puedo decir.

 Eliv e Ilev…
Lo que se dijo después no tiene mucha importancia aquí, sólo eso te puedo decir

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Ilev -Dark Glow- I. El estado Dark WildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora