087. Como una copa rota.

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Amanece

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Amanece. Su consciencia se ha quedado un par de pasos atrás, pero el calor de un cuerpo aprisionando su cintura recupera todo en cuestión de un segundo. Una llama encendida que se ha apagado de golpe. Una noche efímera que nunca creyó necesaria. Sigue sin créelo. Simplemente ha encendido una chispa y esta ha explotado. Es un idiota.

El tiempo no retrocede, debería haberlo recordado en cada atisbo de conciencia que alcanzó a tener, y utilizarlo bien en lugar de repetirse a sí mismo que no estaba haciendo nada mal. ¿Cómo no? El cuerpo desnudo de Namjoon yace a su lado, cálido y suave como su respiración que le golpea el hombro.

Se le abrigan las mejillas sólo de recordarse tan necesitado y sumiso bajo sus manos, olvidando el tabú que significaba para él ese momento. Anoche ni siquiera se le pasó por la mente. Estaba abrumado, extasiado, solo y triste.

Sentir a Namjoon removerse a su lado le acelera el corazón. Sabe que está despierto y se siente desprotegido de un momento a otro. Pero Namjoon le da la espalda fingiendo que aún duerme, y él decide deslizarse del colchón con cuidado para caminar hacia el baño con su ropa entre las manos para vestirse allí, avergonzado de su desnudez y el ya conocido escozor en la parte más baja de la espalda.

—Hobi.

Se detiene de golpe, cubriéndose por inercia con una expresión de sorpresa y el corazón enloquecido. Namjoon continúa con los ojos cerrados. Él no responde.

—¿Te vas?

—No, sólo quiero... vestirme.

—Puedes ducharte si quieres.

—Gracias.

Al menos media hora más tarde, durante la cual ha pasado más tiempo mirándose al espejo que haciendo otra cosa, Hoseok decide salir del baño. Namjoon está sentado en su cama, cubierto tan sólo por las sábanas desde las caderas hacia abajo, trayendo a su memoria de golpe los rincones de su cuerpo que no conocía hasta hace menos de doce horas y se pone irremediablemente nervioso cuando ambos notan como se le abrigan y enrojecen las orejas.

—¿Te quedas a desayunar? —pregunta Namjoon con una pequeña sonrisa, tratando por todos su medios reconfortarlo.

—Claro —musita Hoseok, desviando la mirada cuando su mejor amigo se levanta de la cama y busca algo de ropa limpia sin pudor alguno, despareciendo en el baño después.

Conoce la casa por cada rincón. Han pasado muchos años desde que Namjoon la ha comprado, por lo que sin siquiera pensarlo dos veces camina hasta la cocina para preparar el desayuno y evitar darle vueltas a un asunto que no tiene arreglo alguno por más que ambos intenten hacerlo.

Namjoon aparece oliendo bien y con el cabello húmedo un par de minutos más tarde, dándole las gracias por tener la comida lista y bromeando a medias sobre la resaca y el dolor de estómago que siente. Hoseok sonríe apenas con sus palabras y baja la mirada hasta su plato para continuar comiendo.

Dulces de humo ✎ 2025: EN FÍSICO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora