103. Castillo de papel y granito.

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—¡Cariño! —grita Yoongi al borde del colapso por estrés, golpeando la puerta del baño—

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—¡Cariño! —grita Yoongi al borde del colapso por estrés, golpeando la puerta del baño—. Los de la mudanza ya están abajo.

—¡Que pasen! Ya salgo.

El último año de sus vidas ha sido una locura. La locura más agotadora que han tenido la oportunidad de experimentar. Yoongi ha hecho turnos dobles, Hoseok ha tomado cada reunión extraordinaria que se presenta e incluso las organiza sólo para recibir un poco más de incentivo al final del mes. Ha sido doloroso. Ha llevado discusiones estúpidas y lágrimas de frustración y temor.

Aquí están. Juntos. Con la esperanza y la ansiedad crecientes. Hoseok hasta ha descubierto que la anticipación extrema le hace ir al baño, por lo que se encuentra allí desde hace varios minutos, y no sólo tratando de relajarse mientras se moja el rostro.

—¡Namjoon está aquí! —exclama Yoongi después de abrir la puerta.

Apenas Hoseok sale, se encuentra con la locura dentro del apartamento que lleva utilizando los últimos cuatro (casi cinco) años de su vida. Al menos cuatro hombres se encargan de tomar las cosas que han desarmado la noche anterior, incluida su cama. Anoche han dormido en el sofá. Bueno, dormido no precisamente, porque apenas han pegado ojo por la incomodidad de intentarlo y por querer aplacar sus nervios bajo las manos del otro. «Es la despedida que este lugar se merece» le dijo Yoongi, Hoseok sólo se ha entregado a sus deseos.

—¿En qué ayudo? —pregunta—. Hola, Nam.

—Hola, Hobi. Bajaré estas dos cajas y las pondré en mi vehículo.

—Está bien. —Sonríe a medias, llevándose la mano a la oreja.

—Oye —llama Yoongi, tomando su mano para alejarla de allí, besando el dorso—. Respira.

—Estoy nervioso. Quiero salir de aquí.

—Pues vámonos, entonces.

—¿Qué hay del camión?

—Tienen la dirección.

—¿Y las llaves del apartamento?

—En la cocina. Toma —le entrega una caja pequeña y liviana—, esto es importante, nos lo llevamos nosotros. Vamos.

Sólo responde con un asentimiento y el repiqueteo de su corazón contra el pecho. Ha llegado el día. Alguna vez creyó que el mejor día de su vida fue aquel día de julio hace casi quince años cuando esperaba a Yeun en el altar. Y puede que lo haya sido. Pero también ha aprendido que durante la vida se pueden tener muchos mejores días. Hoy es uno de ellos.

—¿Qué hay en la caja? —Pone en marcha su vehículo, alejándose poco a poco del condominio, ojalá para siempre.

—Recuerdos —responde Yoongi con una media sonrisa—. Te lo enseñaré cuando comencemos a decorar.

—Después me pides que respire.

—Yo aprendí a respirar contigo. ¿Lo recuerdas? Tu técnica 5-4-3-2-1.

Dulces de humo ✎ 2025: EN FÍSICO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora