Dulces de humo ✎ 2025: EN FÍSICO.

043. Sutil regocijo.

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Enero finaliza con la despedida de Jimin y Jungkook.

Todos los malentendidos se arreglaron de un día a otro y Hoseok terminó compartiendo varias cenas junto a ellos. Aunque Jungkook no parecía muy contento con su presencia, Yoongi le mencionaba que sólo era celoso de su espacio familiar y que está de acuerdo, porque se lo ve feliz junto a él. Es más que suficiente. A Hoseok no le importa mucho más que saberse algo positivo en la vida de Yoongi.

La brisa marina golpea sus rostros, el frío de las noches ha comenzado a descender poco a poco, aunque no lo suficiente como para caminar sobre la arena con menos ropa que en días normales de invierno. Hoseok y Yoongi caminan en la orilla del mar con los dedos entrelazados por primera vez. No hay ningún impedimento en medio. No hay temor a nada. Hoy son ellos dos y su complicidad tan envolvente.

La segunda semana de febrero Hoseok inicia sus vacaciones y no le ha comentado a Yoongi que pretende irse a Erila con Namjoon durante aquellas dos semanas. Siempre un pequeño dilema tras otro. Quiere disfrutar estos días junto a él lo máximo posible para no extrañarlo demasiado, aunque es medio imposible no hacerlo.

—Tengo una duda desde la semana pasada y que espero no te moleste, aunque está bien si no quieres responder —dice Hoseok, escondiendo sus manos entrelazadas en el bolsillo de su chaqueta para cuidarlas del frío.

—Pero no te asustes antes de tiempo —Yoongi habla con una risita—. Dime.

—¿Nam sabía sobre Jungkook? —cuestiona finalmente tras volver a pensárselo.

Yoongi se queda callado y su mirada se enfoca en Hoseok con más curiosidad que otra cosa.

—Sí —contesta—. De hecho, no quería contarte, porque temía que sucediera lo mismo ¿sabes?

—¿Qué sucedió cuando se lo dijiste?

—¿No te lo contó? —Yoongi parece sorprendido de repente.

Hoseok lo observa buscar algo en su bolsillo y sabe exactamente lo que hará, aunque arruga el entrecejo por sus acciones lo ayuda con su mano libre a encender el cigarrillo sólo para no soltar las que mantienen entrelazadas.

—Me dejó —dice finalmente Yoongi, dando una extensa calada a su cigarrillo, aprovechando el viento a su favor para alejar el humo. La expresión de Hoseok se transforma por lo que acaba de escuchar y no sabe si lo ha escuchado de forma correcta—. ¿De verdad no te lo contó?

—Él te dejó a ti —reitera Hoseok. Yoongi asiente.

—Se lo dije una noche, porque ya sabes cómo es Jungkook, y a la mañana siguiente estaba despertándome para decirme que no iba a funcionar. —Se encoge de hombros—. Y se largó, sin más.

—Me dijo que tú lo dejaste, que ya no lo querías —comenta Hoseok sin poder creerlo—. Quedó tan resentido que se fue del maldito país y dejó todo tirado. Eso es lo que yo sé.