032. Un beso en el universo (parte 1).

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La mañana vuelve a ser liderada por las aves cantando alrededor

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La mañana vuelve a ser liderada por las aves cantando alrededor. El frío cubre sus cuerpos entrelazados y la humedad gotea por fuera de la tienda que cubre sus cabezas.

Hoseok abre sus ojos poco a poco para encontrarse casi en la misma posición en la que cayó plácidamente dormido, sólo que esta vez es su brazo el que rodea a Yoongi y el rostro de perfil de éste se topa directo con el suyo, aún profunda y tranquilamente dormido. Le resultaría extraño de saber que alguien se lo ha hecho, pero él permanece quieto y en silencio observando las facciones visibles del hombre a su lado con detenimiento. La punta de su nariz le resulta llamativa, es redonda y pequeña. Sus labios entreabiertos son tan rosas como cada día. Posiblemente lo más lindo que ha visto en mucho tiempo. Para sí mismo, como Namjoon se lo explicó un millar de veces, no le resulta conflictivo aceptar que Min Yoongi es precioso. Eso sí, jamás lo diría en voz alta.

Son extensos minutos en que permanecen de aquella manera. El día apenas comienza. Los grillos aún cantan a su alrededor. Yoongi se tarda al menos media hora más en comenzar a ejercer movimientos voluntarios, mostrando que, aunque tiene los ojos cerrados, ya es consciente de su alrededor de forma parcial. Es cuando los abre por completo que Hoseok se percata de lo concentrado que está en sus acciones y que su brazo continúa rodeándole el cuerpo. Como no puede hacer más, lo único que alcanza es a cerrar los ojos cuando el hombre a su lado gira para mirarlo.

—Te atrapé —murmura Yoongi con la voz ronca y adormilada.

Hoseok nota sus orejas arder. Por más que tiene claro que es una de las tantas bromas de su vecino, no puede evitar sentirse completamente avergonzado por sus acciones, así que, aún con los ojos cerrados, se esconde bajo las mantas y se aferra al cuerpo de Yoongi en el proceso.

—Ash, Hoseok, no hagas eso.

—No hago nada —habla desde su escondite.

Yoongi se ríe y después lanza un pesado suspiro.

—Buenos días.

—Hola. —Hoseok se asoma un poco, viendo la sonrisa divertida de Yoongi, quien se enfoca en él de inmediato—. ¿Dormiste bien?

—De maravilla. ¿Tienes hambre? Porque yo sí.

Levantarse les resulta un poco complejo. Ambos se encuentran a gusto a pesar de que al mismo tiempo les parece una situación extraña, de buena forma. Por lo nuevo. Por la cercanía que les hace sentir tan bien y con ganas de permanecer así durante más tiempo.

La mañana de este domingo es resplandeciente por más que el sol no se haya atrevido a salir. Reluce porque es un nuevo día, y porque es diferente, en un sitio bonito rodeado de árboles. Hoseok ordena un poco en tanto Yoongi cocina como mejor puede dentro de las posibilidades que un campamento al aire libre le provee. Y todo es delicioso. Y genial. Sonrisas, bromas, risas. Complicidad en su máxima expresión.

—¿Me vas a contar qué era lo que te asustaba tanto anoche? —cuestiona Yoongi, dejando a Hoseok con arroz en las comisuras de los labios un poco tenso por lo repentino de la pregunta.

Dulces de humo ✎ 2025: EN FÍSICO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora