—¡¿Qué?!
Tiene que alejar el celular de su oreja después de que Namjoon prácticamente se desgarre la garganta al recibir la noticia del momento. Hoseok sólo sonríe. De camino a dejar a Chaewon a su casa y de camino a su apartamento, sólo pudo hacer eso: sonreír. Pensando en el bebé, su pequeño o pequeña, no importa qué. Está feliz de que exista. De que haya algo de él en el mundo.
—Perdón por ser tan brusco, pero ¿tú no eres estéril, Hoseok?
Ni siquiera la mención de ese dilema logra que deje de sonreír.
—Lo era, supongo —responde—. El tratamiento debió funcionar en el momento menos esperado, o simplemente es la señal del destino para que todo vuelva a la normalidad después de todo.
—Ash, no lo sé...
—¿En qué piensas?
Abre la ventana para salir al balcón, observando las estrellas apenas visibles bajo el cúmulo de nubes.
—En que se me hace extraño..., cómo así de la nada aparece con una panzota de seis meses y te dice «hola, Hoseok, sé que te abandoné y te obligué a vender nuestras cosas, pero adivina qué: vamos a ser papás».
—No lo dijo así.
—¿Estás completamente seguro de que es tuyo?
—¿Por qué debería dudar? —contrapregunta con molestia real.
—Tal vez, porque te ha engañado al menos un par de veces en estos últimos años, no lo sé.
Claro que sí. Ninguna buena noticia puede presentarse sin los dilemas del pasado. Lo entiende. Yeun lo engañó en un par de ocasiones, pero ¿sería tan cruel de decirle que el hijo es suyo cuando no lo es?
—Ash, Nam, de verdad ¿no quieres estar feliz por mí?
—Quisiera, y lo estaría, y mucho, si todo fuese como antes. Pero se acaban de divorciar, vendieron todas sus cosas, porque te obligó, repito, y de la nada, ¡pum! Aparece con esto. No lo sé, Hoseok, algo no encaja.
Si Namjoon no tuviese esa capacidad de razonar como una persona normal en ocasiones como ésta, Hoseok jamás lo habría pensado así, está demasiado sumido en sus esperanzas, en la familia que quiere y en recuperar una relación que no tiene vuelta por más ganas que le ponga.
—¿Crees que...? —No puede terminar la frase, porque le duele siquiera pensarlo.
O tal vez porque Min Yoongi acaba de aparecer en su balcón para encender un cigarrillo y él no quiere que se entere de nada de esto. No por ahora. Por ello, sus conversaciones con Namjoon en el último tiempo se hacen sólo por llamada y no por vídeollamada, a menos que esté dentro del apartamento con todo cerrado.
Termina lanzando un suspiro a la vez que asiente en señal de saludo hacia su vecino, quien apenas le dirige una mirada para responder.
—¿Sigues ahí?
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Dulces de humo ✎ 2025: EN FÍSICO.
Fanfic2025 : EN FÍSICO. ✎ : ❝ Jung Hoseok es un trabajador social dedicado a los niños que sufrieron la misma suerte que él: el abandono y la desesperanza. Su pasado es un lienzo roto y mal pintado desde donde una mínima pieza deja de encajar para desmor...