107. Un amor tan grande.

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Son escoltados por todos los vehículos de su familia (cuyos estaban escondidos en la otra cuadra) incluidos aquellos que los Kim han rentado sólo para apoyar la ocasión. Hasta Yoongi ha sido tomado por sorpresa cuando un chófer les abre la puerta de uno de ellos para llevarlos al lugar donde pasarán su noche de bodas.

—Un regalo —mencionó la señora Kim con una sonrisa.

Ellos se miraron con una sonrisa entre tímida y divertida, dando las gracias por haberlos acompañado en esto y darles una de las mejores noches de sus vidas.

El silencioso chófer les ve por el espejo retrovisor con cierto recelo, pero ellos ni siquiera se percatan, están sumidos en la ilusión de la noche más mágica que han pasado en mucho tiempo, con sus manos entrelazadas y sus sonrisas embobadas. Son dejados fuera de un hotel en las alturas de Jaepil, y Hoseok no entiende qué lo sorprende si ya conoce a la familia Kim y sus gustos caros e innecesarios. Sin embargo no le menciona nada a Yoongi, pues este se encuentra con la boca abierta mirando cada rincón mientras él se encarga de anunciar su llegada.

La llegada al octavo piso es silenciosa. Hoseok y Yoongi se permiten aquel momento de paz, mientras caminan por el pasillo en busca de su habitación con la maleta que el mismo chófer les ha entregado en la entrada del edificio.

—Una suite —murmura Yoongi con asombro—. Tienes que estar de broma.

—Disfrútalo, amor. Es nuestra esta noche. —Hoseok lo abraza por la espalda y apoya el mentón en su hombro—. Puedo ofrecerte jugo natural o champaña. Es lo que hay ahí. —Apunta hacia la mesa en un rincón—. No tocaste una copa en toda la noche.

—Lo evito por órdenes del médico, ya sabes. —Acaricia los brazos que se aferran a su cuerpo—. Y, además, quería estar sobrio para este momento. Quiero guardar cada segundo.

—Me parece una buena idea.

—¿Tú estás ebrio?

—No, no bebí. Estuve acompañándote en silencio.

—Tengo un novio genial.

—Esposo —corrige Hoseok.

—No te veo haciéndote cargo de ese título —desafía con diversión—. Este matrimonio necesita ser consumado.

—Será un placer.

Yoongi gira sobre sus talones con una sonrisa surcando su rostro. Ha sonreído tanto hoy que ya sus mejillas duelen, pero no le importa, porque Hoseok corresponde de la misma manera antes de unir sus labios, mientras desliza el saco blanco que cubre sus hombros y lo deja abandonado en el suelo, haciendo lo mismo con el suyo. Dispuesto a saborear cada instante, Hoseok toma la ropa de Yoongi y se deshace de ella poco a poco. Besa su rostro, su cuello y tan sólo lo mira a los ojos en ocasiones. Permite que Yoongi haga lo mismo por él. Hasta que sólo son dos cuerpos abrigados cubiertos por su ropa interior.

Dulces de humo ✎ 2025: EN FÍSICO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora