CAPÍTULO 23

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◇2 meses después◇

Llego al estacionamiento y bajo del auto, la fresca brisa me envuelve y direcciona mis pies. Varios estudiantes me saludan y les devuelvo el gesto, sonrío a los demás docentes e ingreso al edificio. Mi rostro emana tranquilidad y alegría, pero una vez que entro a mi oficina y cierro la puerta, caigo nuevamente en un estado de locura.

Un mes ha pasado desde que Innet fue dada de alta y regresó a casa, un mes en que una gran parte de sus recuerdos desaparecieron, un mes en que su madre pidió que me evitara volver a seguirla para no asustarla y en la que mi tío pidió desesperadamente que cesara mi búsqueda y aceptara de una vez por todas que quizá,

Nunca volveré a ser parte de su vida.

Así que me obligué a salir adelante, a seguir con mi vida y volver a mi trabajo. Asesinar personas, ganar dinero sucio y volver a casa a cuestionarme el por qué no puedo volver a tener aquello que mi alma tanto anhela. Tomo mi teléfono y miro algunas fotos y no puedo dejar de sufrir, porque es demasiado tarde para cerrar aquella parte humana que ella desenterró de alguna forma.

Porque tuve que perderla para darme cuenta de que quería volver a sentir, únicamente para poder darle todo aquello que ella merece, empezando por mi corazón.

Vuelvo a la realidad, suspiro. Tomo mis cosas y salgo de allí mientras me encamino al aula.

Llego hasta el lugar y abro la puerta sin avisar, como de costumbre. Los jóvenes guardan silencio y vuelven a sus lugares. Dejjo mis cosas sobre el escritorio y me dirijo inmediatamente al pizarrón, escribiendo rápidamente.

La puerta de entrada suena pero no le hago caso, hasta que alguien habla.

—¡Es Innet, ha vuelto! —dejo caer el marcador al suelo, mis manos tiemblan.

Me giro hacia la entrada y mi corazón se rompe, aunque mi alma agradece la vista. Sus ojos se clavan en mí pero no por el motivo que creo, nadie dice nada pero todos permanecen atentos a nuestra guerra de miradas. Luego llevo mis ojos al cuerpo a su lado y al ver su gesto de satisfacción me lleno de cólera.

Claramente no solo me olvidó a mí, parece haber olvidado que ya había cortado lazos con Suzy y obviamente, estaba aprovechando la situación.

—Vamos, amiga. 

Susurra, toma su brazo y la arrastra hasta su lugar. Mis ojos la siguen atentamente y ella hace lo mismo.

Por más que quiera seguir mirándola, debo dejar de hacerlo. Vuelvo a fijar mi vista a lo que escribía y prosigo con la actividad. Sí, es lo que debo hacer.

◇◇◇

La clase termina y todos empiezan a salir, tomo mis cosas e intento hacer lo mismo.

—Disculpe... —me detienen, el tacto hace latir mi corazón. Su mano aún herida se sostiene a mi chaqueta, giro lentamente para admirar la dolorosa cercanía.

Mi cuerpo tiembla, ansioso. Se da cuenta de cómo ha estado sosteniéndome y retira su mano.

—¡Innet! —llega su indeseable amiga, clavo mi gesto de advertencia en ella—. Vámonos.

Intenta halarla, pero ella se niega.

—Creí que ustedes dos habían terminado su amistad un poco antes del accidente. 

Escupo. El rostro de Suzy palidece, Innet no parece entender.

—¿Perdón?

—Ustedes dos. —las señalo—. No se hablan, su amiga Suzy parece haberle hecho algo muy malo antes del accidente, según escuché.

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