CAPÍTULO 7

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Innet

Me distraigo mirando por la ventana o más bien, evito la intensa mirada del hombre a mi lado luego de lo que hizo hace unos minutos.

Él no dice nada, maneja con cautela porque aunque la lluvia ha cesado, las calles siguen repletas de agua. Me siento incómoda al saber que irá nuevamente a mi casa pues mi mente no deja de avergonzarme con los recuerdos de ayer.

Estoy tan distraída que ni siquiera noto cuando apaga el motor, estacionado el vehículo cerca del viejo edificio. Se baja del auto y da la vuelta para abrir la puerta por mí, agradezco el gesto y me coloco a su lado para iniciar la marcha a casa.

Sigue sin decir nada, así que llevo mi vista a él pero la retiro de inmediato al visualizar su rostro de satisfacción.

—Idiota... —susurro. No tengo ni idea de cuándo avanzó el paso, y solo lo descubro cuando en medio de mi susurro, choco contra su espalda.

—Este es su edificio, ¿no? —pregunta, girándose hacia mí.

Elevo mi vista y me encuentro con la sucia y vieja fachada del desgastado edificio. Asiento.

—No es mucho, lo lamento. —me disculpo.

—Vivo en una mansión, sin embargo; cada vez que voy a dormir o tan solo estoy en su interior, hay una sola cosa en la que me fijo y por la cual agradezco. —comenta.

—¿C-cuál?

Avanza, hasta quedar frente a mí. El paraguas que sostiene en su mano se abre sobre nosotros nuevamente.

—La lluvia no puede caer sobre mí o hacerme enfermar, igual que lo que hace este paraguas. —explica—. No porque sea el techo de una mansión, es solo porque es un techo.

Coloco mi mano sobre mi cintura.

—¿Qué se sup-

—No vuelva a lamentarse por el lugar donde vive. No lo haga frente a nadie, mucho menos frente a la persona que seguramente la puso bajo un techo con mucho trabajo. Por favor, al igual que este paraguas, agradezca el techo que tiene sobre su cabeza, cuidándola.

Mi boca se abre, mi corazón duele claramente avergonzado. Escondo mi cabeza y segundos más tarde lo veo ponerse a mi altura y acariciar mi cabello. Mi rostro se eleva hasta quedar a la altura del suyo.

Sonríe, con honestidad.

—Mi chica buena.

Mis ojos analizan cada una de sus facciones.

—¿Innet? —una voz femenina nos interrumpe. Ambos giramos hacia el lugar de donde proviene la voz, sin dejar nuestros lugares.

Mis ojos se abren exageradamente.

—¡¿Mamá?!

Solo una palabra es suficiente para que la mano que acariciaba mi cabello me empuje fuertemente para alejarme de él. Mi cuerpo cae al suelo mientras el maestro se mantiene erguido.

—¡Innet! —el grito preocupado de mi mamá lo hace reaccionar a tiempo para descubrir lo que ha hecho.

Ambos corren hacia mí y se arrodillan, con preocupación. Los alejo a ambos con furia y me pongo de pie, mientras me arreglo la ropa.

El rostro del maestro luce pálido y creo que en cualquier momento se va a desmayar. Mi madre me hace a un lado con brusquedad y se coloca frente a él.

—Oh, señor. ¿Está bien? 

No puedo creerlo.

—¿Por qué le preguntas si está bien? —cuestiono, indignada—. Yo fui la empujada, ¡dos veces!

Lucid dreamZ [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora