IV: Los sueños lúcidos se hacen realidad

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Cuando cerramos los ojos, la vida puede pasar ante nosotros sin la necesidad de estar muertos.

Podemos ver nuestra infancia, nuestra familia, amigos o a nosotros mismos. En mi caso, cada vez que cierro los ojos solo puedo ver una cosa. Aquello que soñé por tanto tiempo mientras me obligué a seguir un camino para el cual no estaba destinado.

—La novia está aquí.

Mis ojos se abren siendo inmediatamente cegados por un rayo de luz que proviene desde donde camina hacia mí de forma deslumbrante la mujer que tanto soñé despierto. Las flores y sus colores inundan el lugar mientras camina sonriente del brazo de su madre quien, entrega a mí su posesión más valiosa.

Mi tío palmea mi hombro con orgullo mientras se mantiene a mi lado en espera de su llegada al altar.

4 ataúdes repletos de flores me hacen mirar hacia ellos, en especial aquel cubierto de girasoles y que irradia la misma energía de mi querida hermana.

El vestido blanco resalta con naturalidad sobre la tersa piel de Innet, el brillo en sus ojos luce más que su maquillaje y el corto de su pelo permite que la brisa juegue con él a su merced.

Entonces llega a mí una respuesta mientras estoy rodeada por mis seres queridos de una u otra forma.

Aquel sueño lúcido ha terminado y por fin estoy en una realidad donde tengo algo que me hace querer tomar el camino correcto.

Una realidad donde dejo todo, y la elijo a ella. Una y otra vez, como si su nombre fuera lo único que corriera por mis venas.

"Innet* es la única respuesta que tengo para todo y eso me hace entender un poco más a mi padre y su devoción por mamá al punto de decidir morir al perder lo único que le hacía recordar que aún era humano.

Y entonces veo a mi amada caminar hacia mí y sé que haría lo mismo. Mataría por ella y daría mi vida también, derramaría sangre en todo el mundo si eso me permitiera despertar a su lado cada mañana.

Ambas mujeres llegan a mí y recibo un gesto de aprecio por parte de la Señora L'evans quien luego mira a su hija con ternura mientras toma sus manos y me hace entrega de ellas.

—Ahora es tu responsabilidad cuidar de mi pequeña. —dice.

—Mantener a su hija con bien es algo que nunca pondré en duda, puede estar segura.

Mi tío le hace compañía y se colocan a un lado del altar mientras Innet se coloca completamente frente  a mí.

—¿Cómo me veo?

Pregunta Innet con inocencia, una que parece nunca esfumarse de su esencia incluso después se haber sido profanada tantas veces por un ser como yo.

Acaricio su rostro con delicadeza para no dañar su maquillaje y sonrío.

—Mi chica buena... ¿Cómo es posible que luzcas tan radiante cada vez que te miro? Mi corazón se acelera de solo verte.

Golpea mi hombro ligeramente y luego ríe.

—Eres un exagerado.

—No miento. Serías capaz de matarme a causa de un infarto y nadie sospecharía de ti. —sonrío abiertamente—. Suelo ser un hombre mentiroso cuando se trata de negocios pero, ¿Sobre tu belleza? Fui flechado por ella desde que apuñalé un hombre por ti.

—¡Shh!

Cubre mi boca con fuerza y río fuertemente al recordar que su madre no tiene idea sobre nuestro primer encuentro.  Alejo su mano y dejo un beso sobre esta para luego ponernos de frente al padre.

—Ya, vamos a casarnos. Estoy ansioso por hacerte la señora Vòlkov.

—¿Cómo conseguiste que el padre viniera?

—Aún ni hemos dado el "sí" y ya quieres pelear, perfecto...

∆∆∆

Dichos los votos, veo a mi tío acercarse con una pequeña caja que llama la atención de Innet.

—¿No usaremos el anillo que me regalaste? —cuestiona.

—¿Este? —hago la pregunta mientras sostengo el anillo que ahora cuelga de una cadena sobre mi pecho—. Este eres tú siendo mía, hoy te daré lo poco de mí que no te habías dado y el, serás la única dueña de mis sueños lúcidos.

Abro la caja y sus ojos imitan el acto al notar el deslumbrante anillo de diamantes grises y negros que forman una flor similar a la que llevo en el cuello. Su sonrisa y lágrimas parece indicar su felicidad al recibir el valioso objeto.

Extiende su mano y poco a poco voy dejando mi vida entre su dedo anular, sellando así por completo una unión entre el la ley y lo incorrecto, donde ambos ha aceptado estar dispuestos a cargar con la misma pena siempre y cuando sea juntos.

Vladimir y la madre de Innet se acercan a nosotros y nos felicitan. Dejo a mi ahora esposa con su madre y me alejo un poco para hablar con mi tío.

—¿Qué se siente ser un hombre casado?

—Tengo el presentimiento de que me van a dominar.

Mi tío ríe.

—¿Tienes miedo?

—Estoy emocionado.

Sonrío ante la sinceridad de mi respuesta.

—Fiodor, he tomado una decisión.

—¿Uh?

—Voy a retirarme completamente del negocio. —la seriedad llega a mí ante sus palabras—. La única razón por la que seguí en esto es porque tenía que asegurarme de que estuvieras bien y pudieras manejarlo. Mírate ahora, eres un verdadero adulto capaz de manejar el negocio tú solo. Estoy seguro de que también serás capaz de ser un buen esposo y llamarme cuando llegues los niños.

—Ahora me culpas a mí por no poder retirarte. —bromeo.

Lo veo girar su rostro hacia el ataúd de mi padre y luego al de mamá, con pesar.

—Vivimos tantas cosas y las perdimos tan rápido, que ahora que la única persona por la que me desvivía ha encontrado su propio camino. —habla con tristeza—. Vi partir a la gente que amo y no quiero morir sin encontrarme a mí mismo siendo feliz realmente al menos una vez en la vida antes de que los años ya no me lo permitan.

Me acerco a él con seguridad y lo envuelvo en un abrazo.

—Gracias por mantenerme en pie, es tiempo de que puedas escribir tu propia historia.

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