¿Dónde estás?

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Omnisciente

Dicen que uno no aprecia verdaderamente lo que tiene hasta que lo pierde, pero para mí, esa frase suena simplista. Creo que no somos tan ciegos como para no entender la importancia de alguien en nuestras vidas. Reconozco lo valioso que es para mí, aunque mi desafío radica en aprender a cuidar y mantener lo que me hace feliz. A pesar de varios intentos fallidos en el pasado, la incertidumbre de fracasar nuevamente me detiene. Un amigo me dijo que es posible olvidar lo que tenemos, no porque no queramos ver, sino porque a veces nos centramos en ciertas personas y olvidamos a otras. ¿Será cierto? ¿Hay personas cuya importancia subestimamos sin darnos cuenta? Ahora me pregunto, ¿a quién estoy pasando por alto en mi vida?

Kila
(Horas antes)

Ludmila me dejó como un perro abandonado, me dolió que hiciera eso cuando lo único que quería era que las tres estuviéramos juntas.

Fui a buscar a Leysi, en el comedor, ya que era hora del almuerzo, pero al pasar por el aula me encontré con quien menos quería ver.

—Holis, Juana —saludé.

—¿Qué querés ahora? —pregunta fastidiado—. Estoy muy ocupado para que vengas a molestarme, ¿tanto me amas?

—Quisieras, pero no, bombón.

—Entonces, ¿a qué viniste, reina?

—Vine a decirte que tu novia te dejó plantado —me hice la distraída—. Al parecer, le gusta andar con personas de arriba.

—¿No te cansas de fastidiar? Porque yo de verte sí —cierra su mochila y se marcha.

—Ya verás cómo te cansas esperándola —grito mientras se marchaba.

—¿A quién le gritas?

—¡Ay! —grito exaltada, encontrándome con Leysi—. Me asustaste, boluda. Nada era al tonto de Juan, pero ya se fue.

—¿Y mi hermana dónde la dejaste?

Se veía preocupada.

—Bueno… —pensaba la forma de contarle—. Se fue con una de las becadas.

La observo fijamente, buscando su reacción. Su mirada es impasible, pero percibo el juego nervioso de sus manos. Con delicadeza, deslizo mis manos por su rostro, intentando traerla de vuelta a la realidad.

—¡¿Qué?! —grita. Me estremezco cuando me toma de los hombros.

—¡Soltame! —pido dando un paso hacia atrás—. Lo que te dije, se fue con una tal… ¿Mile?.. ¿Milas?

—¿Mila?

—Sí, esa misma, pero no es tan grave. Deja que decida su camino. Si quiere irse con los becados, pues que se vaya, no la molestamos y punto.

—¡No! —exclama—. La vamos a molestar, hasta que no pueda más y vuelva con nosotras.

Me asombro al escucharla. Nunca creí que sería capaz de lastimar a su hermana solo para tenerla con ella.

—¿Por qué le haces eso? Tu hermana es una gran persona, solo quiere una amiga, no es tan grave.

—No te das cuenta de que si se va, yo me quedo sola. Ella preferirá estar con la otra y a mí...—suspira. Sus ojos están cristalizados. A pesar de lo dura que Leysi se muestra ante todos, yo sé que su hermana es su debilidad.

—Leysi, eso no pasará —la abrazo—. Aunque tengan problemas, ustedes son las más unidas. A veces me dan un poco de envidia —admito.

—¿Por qué?

¿ Todo tiene fin ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora