He vuelto

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Omnisciente

Cuando emprendes un viaje y regresas, todo cambia: nuevos recuerdos, pensamientos. Hay lugares que te marcan y lugares que se quedan contigo. Lo valioso de cada viaje son las experiencias, lo que aprendes día a día. No temas al viaje, teme quedarte inmóvil. Se dice que el mundo es un libro y quienes no viajan solo leen una página. No te limites a tu propio mundo; a veces, debes explorar el otro. Desconocemos nuestro destino, lo que la vida nos depara y si estamos en el lugar adecuado, pero estamos comprometidos en descubrirlo. Este mundo es demasiado grande para quedarse en un mismo lugar. El miedo siempre existirá, incluso entre los más famosos. Lo perjudicial es quedarse paralizado por ese miedo, impidiéndote realizar el viaje. Un viaje no es simplemente cambiar de ubicación; es cambiar la dirección de tu vida, buscarte cuando te sientes perdido y arriesgarte a lo que venga. No viajamos solo para cambiar de lugar, sino de ideas. ¿Estás preparado para el viaje? ¿Listo para el cambio? Y después de todo, ¿estás preparado para volver?

Mila

—Hay que decirle a Juan— cuando estaba por salir, la puerta se abre, llenándome de alegría y sorpresa al ver llegar a quien tanto esperaba.

—¿Me extrañaron?—grita alegre mientras entra.

—¡¡Lulú!! —grita Jennifer, quien estaba dormida, y va corriendo a abrazarla.

—Lu volviste—también grita Tobías corriendo hacia ella.

Ella corresponde los abrazos mientras los chicos y yo compartíamos miradas.

—¿Te quedarás? —volteo sorprendida al escuchar la voz de Juan, quien llegó junto a Lulú.

—Bueno yo...

—Ella se quedará—emite una mujer de unos 25 años, pelo largo ondulado color caoba y piel blanca, quien entra por la puerta.

—¿Quién es esa señora, Lulú?

—Ella es mi tía, le pueden decir Leis —contesta Luisa.

—Y a mí me pueden decir Viti—trago en seco al ver a la misma mujer que Ludmila y yo nos habíamos encontrado.

—Vinimos aquí a ayudarlos —informa Luisa alegre.

—También vine a traerte respuesta —continúa Viti, guiñando el ojo, lo que hace que la mire confundida.

—Victor, yo fui quien te susurró que vinieras a la cabaña—admite Luisa.

—¿Pero por qué?

—Los necesitábamos juntos, separados no lograrían nada —continúa la señora Leis.

—Y juntos tampoco, ya nos faltan dos —dice Kila cruzando los brazos— O bueno, tres si contamos a Marcela.

—K-kila, estás hermosa —emite la señora Leis de una forma extraña, se acerca y la abraza, haciendo que Kila pida ayuda con la mirada.

Noto que Jennifer mira a Lulú con tristeza —Marcela no...

—Lo sé, tranquila—mira Luisa de reojo la situación de Kila—tía, puedes soltar a la pobre Kila.

— Sí, lo siento—se aleja un poco—Chicos, sé que esto ha sido difícil y que han pasado bastantes cosas, pero les hicimos una promesa a Lucas y la cumpliremos.

— Yo fui quien le dio la cabaña a Lucas, les prometí que los cuidaría—confiesa Luisa—fui la que envió a Lucas a este tiempo.

—¿O sea que eres más vieja que Lucas, o sea más vieja que nosotros?—Kila la observa incrédula de arriba abajo.

—Sí, es mayor que Lucas porque cuando nació Lucas, ya esta era bien grande —contesta la señora Viti mirando a Lulú—sin embargo, no es mayor que ustedes, pero ustedes sí son mayores que Lulú y Lucas.

¿ Todo tiene fin ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora