Entre el amor y el caos

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Ludmila

Cuando te encuentras enamorada de dos personas, enfrentas el dilema de tener que elegir entre ambas; es una de las complejidades de la vida. Sin embargo, el mayor conflicto surge al tener que decidir entre desempeñar el papel de villano para lograr un bien o ser el héroe y causar un mal. A veces, las razones para hacer algo son tan válidas como las razones para abstenerse. Reconoces que te convertirás en el villano de la historia, pero comprendes que hay motivos detrás de tus acciones. Es un dilema donde no siempre está claro quién es el malo, ya que incluso el antagonista tiene su propia historia. La elección entre lo que se pierde se vuelve desafiante. Reconozco que en ambas versiones de la vida seré percibida como la antagonista; no siempre seré la protagonista en todos los escenarios. Y si es así, ya sé qué elegir.

Dos días antes

Sé que he confesado unos asesinatos que no he cometido y que por eso me deben odiar, porque hasta yo me odiaría, más aún al pasar de las horas y ver que nadie me llama, nadie viene por mí me hace sentir decepcionada y asustada por lo que le puede estar pasando a mi hermana. De pronto escucho que llaman mi nombre, busco con la mirada, mas no veo a nadie, lo que me hace pensar que estoy al límite de la locura. Al rato vuelve esa voz a llamarme, reconozco que es de Lulú, vuelvo a mirar y no hay nadie.

—¿Lulú? —pregunto buscándola.

—No me busques, solo vine a ver si estás bien.

—¿En serio? ¿No viniste a rescatarme? —pregunto indignada.

—Sabes que no puedo.

—Siempre supiste lo que pasaría —la acuso.

—No podía intervenir, pero tengo un plan —espero su respuesta—. Lumy, tienes que hacer todo lo que te diga. Finge que estás de su lado.

—¿Acaso has enloquecido? No voy a matar a nadie —me niego alterada, pero en un tono bajo.

—Confía en mí. Hay que hacer que salga de su escondite.

—Eso será imposible —vuelvo a sentarme—. Mejor piensa en otra cosa.

—Escúchame. Si aceptas todo lo que diga, él querrá ver cómo te deshaces de Jennifer. Ve y finge retractarte de no ayudarlo. Yo te esperaré aquí.

—Pero son dos, ¿cómo haré para que al salir no sepa que miento?

—Quien está contigo es una ilusión —no puedo creer lo que dice—. Siempre les digo que vean más de lo que se puede ver, y mira cómo creíste en una ilusión.

—Perdón, no fui a esa clase —ironizo.

—Deja de bromear y escucha lo que te digo. No hagas nada impulsivo. Sé calmada, debes hacer que confíe en ti. Esto es lo que le dirás...

Ensayamos unas cinco veces hasta que cada palabra que ella me dijo saliera de manera natural.

Un día antes:

—Cuida a Tobías, hazlo dormir temprano. Volveré —informo.

—¿Te llama? —pregunta.

—Sí, irá. Si me buscan, inventa algo.

Omnisciente, presente:

—¡Te mueves y te mato! —exclama Ludmila con enojo.

Todos están asustados y Kila confundida, viendo lo que pasa, pero sin aceptarlo.

—¡Contesta! —ordena— ¿Por qué estás apuntando a Juan? Estás loca, le puedes hacer daño —grita con frustración.

—Ludmila, baja el arma —ordena Víctor confundido.

¿ Todo tiene fin ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora