Capítulo 14

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Las semanas pasan, con ello todo vuelve a una relativa normalidad. Todo se establece, quiero decir. Rojo ha vuelto a adiestrarnos. Estoy mejorando, creo. Ya soy más rápida con lo de la protección y en el combate también estoy mejorando. Juraría que hasta estoy perdiendo peso a velocidad vertiginosa. Eso me hace sentirme más segura de mí misma, verme mejor. Hay menos voces en mi cabeza, pero a veces aparecen para atormentarme.

Sigo entrenando mi ineluctabilidad con Azul por las noches Aunque lo máximo que he conseguido hacer es volver a clavarle una flecha en el hombro, como aquel día. Empiezo a pensar que es lo único que podré hacer. Pero es lo más tozudo del mundo, me mata con sus gritos cuando pierde los estribos conmigo. Estoy segura de que están todos equivocados y que no soy de nivel diez. O que el nivel diez no es lo que ellos creen. No he descubierto nada más. Esa misión aún no ha llegado. Nadie se ha dignado ha hablarme de lo que pasó en el cuartel y parece ser algo muy interesante. No hubo bajas, pero consiguieron traerse a algunos soldados y algunos experimentadores, no sé porqué razón. Entre ellos Ce. No. Aún no he ido a hablar con él, aunque sé que puede contarme muchísimas cosas. Pero dudo que sean verdad. Eso si quiere hablar. Y otra cosa es que me dejen ir.

Con respecto a mis compañeros... Bueno, me he hecho muy amiga de Lucy, Dafne y Penny. Además de Katy, Amy y Jess. Son todas muy buenas conmigo, lo pasamos bien. Empiezo a saber cómo se las gastan aquí. Dafne y Russel están juntos. También me llevo bien con él y con su hermano, Collin, que está con Jess. Katy sigue persiguiendo a Azul y él sigue dándole largas. Pobre..., espero que algún día encuentre a alguien mejor, porque él no merece la pena. Y las demás..., nada. Bueno, Joss y yo..., nada. Yo no siento nada por él. O al menos trato de convencerme de ello. Ahora somos amigos y hacemos como que aquello no pasó. Aunque en realidad no pasó nada. Me levanto a las dos y cuarto de la madrugada. Quedan quince minutos para mi cita diaria con Azul. Joss, que duerme en la cama de al lado, deja escapar un rudo gemido. Lo miro, se acaba de despertar. Me acerco a él, me acuclillo a su lado y le sonrío, nuestras narices se rozan.

—¿Te vas? —susurra; yo asiento—. Cuidado con ese tío.

Hago más amplia mi sonrisa. Me agrada saber que no soy la única a la que Azul le disgusta. Levanta su mano y acaricia el surco de mis ojeras bajo mis ojos, suspiro mientras me estremezco con su tacto, una vez más. Estoy cansada, pero no puedo permitirme descansar. Me levanto, me despido de él con una sonrisa antes de salir de la puerta. He cogido la costumbre de dormir vestida para no despertar a mis compañeros cuando me voy. Aunque los despertaría encantada, cuando luego tienes que pelear con ellos, no es buena idea. Además, no merece la pena ponerse un pijama para tan poco tiempo.

Recorro el campamento rápidamente para ir directa a nuestro punto de encuentro. El lugar donde está el barro alucinógeno.

—Siempre me he preguntado cómo funciona —digo cuando lo veo observándolo hipnotizado con los brazos cruzados en el pecho dándome la espalda.

Se gira hacia mí y levanta la barbilla durante un segundo.

—Pues..., estimula nuestra imaginación y nos hace ver hasta dónde puede llegar. Supongo que absorbe la energía que tenemos y depende de ello las alucinaciones son más o menos fuertes —responde en un suspiro.

Está como cansado. No sé qué le ocurre, pero de pronto tengo curiosidad y quiero averiguarlo.

Me acerco a él cautelosa deteniéndome a unos centímetros de su cuerpo.

—¿Alguna novedad? —pregunto alzando las cejas.

Sacude la cabeza desviando la mirada. Eso es que sí, obviamente. Pero también está claro que no me la va a contar. Si al menos nos llevásemos bien podría saber muchas cosas. Tendría que hacer un esfuerzo. Pero es difícil.

INTO THE ABYSSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora