Capítulo 25

17 4 7
                                    

Noto una punzada de dolor en la cabeza que cada vez cobra más fuerza. Empieza como algo pequeño, pero luego se extiende propagándose por todo mi cráneo. Intento abrir los ojos, tras varios parpadeos la luz me ciega. Estoy confundida. No sé dónde estoy ni qué hago aquí. Me llevo una mano al lugar de donde procede el dolor insoportable para toparme con algo húmedo y pegajoso. Miro mi mano, mis sospechas se confirman. Las imágenes que guardo como mis últimos recuerdos antes de quedar inconsciente, acuden a mi mente, son como un relámpago. Solo espero que Azul esté bien. Que el campamento esté libre de esos estúpidos. No importa lo que vaya a pasarme, estoy preparada para todo. Lo único que espero es que los derroquen y que salven al mundo, es mi único y último deseo.

Analizo la estancia con minuciosidad, aunque no es gran cosa. Es un pequeño cuarto, con un potente y cegador foco de luz blanca en el centro, paredes blancas y baldosas frías como el hielo, también blancas. Es una celda. Solo un metro delante de mí están los barrotes, estoy acurrucada en una esquina. No sé cómo he llegado hasta aquí, me gustaría saberlo. Quiero saber qué es lo que va a pasar ahora conmigo. ¿Me harán pruebas otra vez? ¿Me ejecutarán? No lo sé, pero la incertidumbre me está matando. Y más me mata no saber qué ha ocurrido en el campamento. Aún no entiendo como nos han encontrado. Éramos invisibles, ningún miembro del campamento sabía su paradero, así que no creo que Ce lo haya adivinado o alguien se lo haya dicho. No, eso es imposible. Pero por otra parte..., nadie podría habernos traicionado. Solo él. Y como duele.

Me remuevo un poco tratando de encontrar la comodidad en este frío suelo, pero no la encuentro. El helor se cuela por cada hueco de mi cuerpo, entre los huesos, me entumezco aún más. Siento como la sangre me cae por la mejilla, por el cuello, hasta perderse por el interior de mi camiseta. Supongo que debo dar gracias a que estoy viva. Aunque, ¿qué diferencia hay entre la muerte y esto? Preferiría estar muerta. No. Eso es un pensamiento cobarde. Ya no puedo ser así. He de seguir adelante. No puedo rendirme. No ahora. No puedo dejar que las muertes de tantos inocentes hayan sido en vano. No puedo. Un soldado moreno con el ceño fruncido aparece tras los barrotes de mi celda, así que me pego más a la pared. Ha llegado la hora de la verdad. Abre la puerta y entra en el poco espacio que hay. No puedo retroceder más. No quiero que me toque.

—¡Vamos! —dice cogiéndome del brazo con fuerza.

Me levanta del suelo sacudiéndome. Quiero pegarle. Debo pegarle. No puedo dejar que me traten así.

—¡Eh! ¡Relájate! ¡Puedo hacerlo sola! ¡Suéltame! —le grito.

Sus manos se aprietan más contra mis brazos, me arroja fuera del pequeño cubículo en el que estaba encerrada. Caigo al suelo y me doy contra la otra pared. No grito, no me quejo. No voy a darle esa satisfacción. Me levanto antes de que llegue a mí de nuevo, me coloco la ropa bien y lo miro desafiante. En otros tiempos, hubiera agachado la cabeza, me hubiera sometido a su poder temblando. Ahora ya no. Ahora sé que podría matarlo con solo desearlo. Sin embargo, tengo curiosidad por lo que van a hacerme aquí. Tengo curiosidad por saber qué es lo que ha pasado. Y tal vez, descubra un poco más acerca del plan de destrucción masiva del mundo. Aunque dudo que con esa información pueda hacer mucho ahora.

Me coge por el brazo otra vez con fuerza, intento forcejear con él mientras avanzamos a través del inmaculado pasillo, pero finalmente me rindo, no me va a soltar. Esto me trae vagos recuerdos de cuando empezó todo, aún era una chica inocente cuyo avión se acababa de estrellar y confiaba plenamente en el chico que la había salvado de un peligro incierto, aunque en realidad me llevaba directa a él. Aprieto los puños recordando lo estúpida que fui. Lo que aún no entiendo es el por qué de tanto secretismo cuando nos marchamos de allí. ¿Por qué no fuimos directamente al cuartel? ¿Por qué no dijo Ce la verdad? ¿No saben todos los soldados lo que pasa o qué? Aparto esos pensamientos de mi mente. No es eso lo que debe preocuparme ahora. Tengo que estar preparada para todo, atenta a cada detalle. Llegamos a la puerta que hay al final del pasillo, a los lados de este había más celdas, pero todas estaban vacías. ¿Quiere eso decir que los demás ineluctables están muertos? Me da un vuelco el corazón con sólo imaginarlo. Espero que no.

INTO THE ABYSSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora