Caminaba por el centro comercial que estaba al lado de las oficinas de la editorial con la que tengo contrato sin rumbo alguno después de haber dado mis opiniones con respecto al libro y terminando los últimos detalles del gran evento del sábado de la publicación de uno de mis libros, el más nuevo y hasta ahora, uno de mis favoritos. Estaba tomando un café en silencio y después de haber salido del oculista ya que últimamente me ha cansado mucho la vista y quería conseguir unos nuevos lentes para la noche o para cuando estuviera leyendo. Terminé mí café tirando el vaso intentando de alejar mí frustración al lanzarla.
Había sido una junta intensa, difícil y complicada en la que mí opinión no era tomada en cuenta hasta que alcé la voz haciendo que todos se sorprendieron porque no había hablado en las últimas dos semanas y los dejé hacer lo que quisieran, pero después de ver la portada el otro día, todo cambió. Estaba furioso de que se hayan tomado ese tipo de cosas a la ligera.
—¿Quieren oírme?
Todos voltearon a verme mientras yo apretaba los labios después de alzar la voz, casi gritar y se hizo un silencio incómodo.
—Les estoy diciendo que la portada no sirve, carajo, que me escuchen. El reloj no tiene nada que ver con nada del libro y eso confundiría a todos en cuanto terminen de leerlo, estaría mejor si se pone la mano de la Erika señalando el librero. Puede funcionar el que usemos una fotografía más profesional en vez de esta imagen digital, se ve muy editado, sin ofender a quien lo hizo.
Alejandra volteó su cuerpo a mí, cruzó los brazos y me miró fijamente, al igual que todos los demás.
—¿Y a quién recomiendas para el trabajo si te damos la oportunidad de que sea de esa forma?
—A Rebecca Castillo.
Tamara, la asistente de Alejandra rápidamente buscó el nombre de Rebecca en Google y se lo enseñó a todos en la pantalla grande la parte de sus trabajos en lo que parecía ser su propia página profesional que ella creo o alguien le ayudó a hacer. Nos sumimos en un gran silencio de nuevo mientras yo me centraba en la pantalla. Para ser sincero no había visto mucho de lo que hacía Rebecca más que de revistas o lo que a veces tenía en las manos cuando la atrapaba en el elevador o por lo que se vio el otro día que estuvimos trabajando juntos. Pero todo lo que tenía enfrente de mí era más pasional, más profundo y artístico que cualquier otro fotógrafo que haya visto. Inclusive las fotos de fiestas o eventos tenían un toque más personal que cualquiera que he visto antes.
—Por favor, Dominic, estamos hablando de la portada del libro, no de una revista de moda o publicidad para alguna campaña importante como las que ella maneja. Rebecca Castillo es buena en lo que hace, no creo que esté interesada en trabajar en ello o encaje con nuestro perfil.
Después de examinar las fotos detenidamente, volteó a verme de nuevo.
—Podría hacerlo funcionar si le damos una oportunidad. Podría hablar con ella y hacer que se una al equipo, al menos que demuestre que entiende lo que hacemos para que pueda crear una idea que se asemeje a la de nuestro trabajo. Inclusive le podría dar un nuevo aire a los libros en general para llamar la atención. Piénsalo, a ti te conviene porque habrá más ventas.
Alejandra volteó a ver a los demás quienes seguían viendo las fotos de Rebecca en la pantalla con interés. Hasta que Tamara, la asistente de Alejandra, se detuvo en un autorretrato que hacía en una larga mesa y parecía que ella iba a alcanzar la cámara. Sus ojos estaban brillando tanto que se iluminaba todo a su alrededor. Su rostro limpio como siempre y una seriedad a la que ya no estaba acostumbrado después de ver su lado espontáneo.
—¿Alguien tiene algo más que opinar acerca de ello?
—La portada es basura, Alejandra. Podemos intentarlo como dice Dominic, al menos ver si da la idea que queremos, si no, tenemos que comenzar desde cero porque esto no saldrá a la luz.
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Déjame cuidarte.
RomanceLa vida nunca es justa. Está llena de subidas y bajadas que normalmente son las que te forman como persona, pero nadie cuenta que el proceso puede ser doloroso. Rebecca y Dominic lo saben tan bien que además de aprender a sobrellevarlo también han c...