beso

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El día de la firma de autógrafos todo era un caos desde el primer momento en el que desperté y sabía que todo podría volverse más caótico, lo supuse desde que me paré de la cama sintiendo un nudo en mí estómago y en la garganta. Cuando digo caos, es un caos enorme que no creería que podría solucionarse porque Alejandra confundió la librería en cuanto le dio la dirección a Rebecca, quien estaba a 20 minutos lejos de aquí y todos estaban esperando en la fila mientras yo estaba guardado en la oficina de gerencia de la librería ansioso. En la fila ya había un par de peleas y los empleados no sabían que hacer.

—Ya debió de haber llegado el auto por ti ¿en cuánto tiempo crees que puedas llegar?

Alejandra hablaba nerviosa con Rebecca por mi celular mientras que yo mordía mis nudillos ansioso. Era la primera vez que algo no le salía bien y verla así de ansiosa era completamente nuevo también para mí. Todo había estado controlado antes que ahora parecía ser una señal.

—Dile al señor que más vale que corra porque alguien se muere o alguien va a morir, como mí asistente. Dile que Dominic va a morir y que tienes que verlo antes de que se vaya.

Una pausa mientras yo me acercaba a ella indignado por haberme puesto en su mentira, ella me estaba dando la espalda mientras se movía de un lado al otro.

—Por supuesto que funcionrá, estarás aquí en 5 minutos máximo, lo suficiente para que yo de un pequeño discurso de bienvenida junto con Dominic.

Colgó y me volteó a ver señalándome con el celular, yo lo tomé.

—Espero que esta vez sí hayas preparado un discurso porque no quiero que repitas las palabras del evento o digas una de tus tonterías en las que piensas en voz alta.

Una de las ventajas de ser escritor es que normalmente no hay una posibilidad de que tengas que hablar en público porque todas las ideas, todo lo que quieres decir está en el papel y no te enfrentas a ver algunas veces a alguien de frente porque el bochorno o los nervios de tener que ver la reacción de alguien es claramente. La comunicación con otras personas está con un libro de por medio y eso ayuda a que yo no tenga pausas incómodas como cuando estoy hablando con alguien en persona o pensar que muchas personas me están viendo o escuchando en realidad porque eso también me pone ansioso. Nunca llegué a pensar de más esa parte de dar discursos o hablar en público porque no pensé que llegaría a tener este alcance, como el que ahora tengo y por más que lo intente, me pongo tan ansioso y tembloroso que me bloqueo.

Creo que es obvio que no fui hecho para la convivencia.

Ahora era yo quien daba vueltas por el pequeño lugar intentando de mantenerme a flote mientras se me ocurría rápidamente algo que decir y tomé un papel del escritorio que tenía el logo de la biblioteca junto con un lápiz y comencé a escribir. Apenas y entendía yo mismo mí letra porque de por si es cursiva y ahora que estaba temblando, se veían como líneas extrañas, aunque legibles para mí, mientras susurraba las palabras.

—Ahora denle un fuerte aplauso al inigualable, talentoso y guapísimo Dominic Lucio quien a todos han esperado y la razón por la que están aquí.

Era la primera vez que alguien me presentaba así que los nervios no tardaron en intensificarse mientras caminaba con pasos cortos tomando la perilla de la puerta mientras los gritos y aplausos se escuchaban al otro lado. Este era mi sueño, algo que tendría que hacerme sentir emocionado.

Estoy sobre pensando esto.

Alguien la jaló por mí y me encontré a Rebecca con una gran sonrisa en el rostro, sus ojos llenos de adrenalina y su pecho subía y bajaba con fuerza al haber corrido quizá desde la entrada y tener que atravesar a toda la multitud mostrando su gafete y su cámara colgando sobre su cuello. Inclusive su cabello se veía un poco desastroso. Sonrió al verme.

Déjame cuidarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora