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s e m a n a c i n c o

—Alejandra, por favor.

—Dominic, no me convencerás de lo contrario, es tu deber. Fin de la discusión.

Iba a voltearse, pero yo seguí quejándome, logrando que ella se desesperara. Tomó unos papeles de su escritorio para leerlos.

—Alejandra, no me hagas esto. Te lo imploro.

—Dominic, afuera, ahora.

No me vio, solo señaló la puerta.

—No quiero ir.

—Tienes que ir y punto. Aquí no habrá ningún, pero o forma de que me convenzas de lo contrario.

Dejó los documentos en su escritorio para cruzarse de brazos y recargarse en su silla haciéndome sentir como en la primaria cuando me llamaban porque no podía atención en clase y me tenían ahí hasta que mi mamá o abuela fueran por mí. Me senté resignado de nuevo mientras ponía mis brazos sobre mis rodillas. Habíamos estado un par de horas sentados hablando del nuevo libro, con todos los elementos agregados y cuando pensé que se había terminado la sesión, mencionó este evento al que tenía que ir para apoyar a otros escritores, una firma de autógrafos y eventos para patrocinar el libro como la feria del libro.

—Mira, Dom, no puedes negar que te he dado cierta libertad con respecto a tus tiempos, por decirlo así, desde que empezaste a tener más éxito, inclusive debería de presionarte más, pero no lo hago. Más que nada hago esto porque hoy me estás entregando el último capítulo del libro cuando esperé a que me lo dieras en un par de semanas más porque tú mismo habías dicho que no tenías inspiración y que necesitabas tiempo, mira que sí tenías inspiración, solo te faltaba encontrarla. Te di la semana libre y me mandaste dos capítulos, además de que estuviste con tu familia la cual no veías desde hace mucho tiempo, que increíble y maravilloso.

Lo último lo dijo con un tono de sarcasmo mientras movía las manos efusivamente. Su rostro estaba totalmente descubierto con una coleta que me dejaba ver todas sus canas y mostraba una gran sonrisa forzada pero su color de piel morena se veía raro con ese labial, un rojo muy brillante que hacía que su piel se oscureciera y que había visto en otro lugar. Yo solo me quedé callado esperando a que terminara.

—Necesitamos que convivas más con las personas de tu mismo mundo, que vean que estás emocionado por el libro que salió y tal vez dar un poco de pistas de que va a salir otro libro próximamente que ya todos están esperando, eso levantara un poco el hype de que te vean y que quieran comprar tus libros, necesitamos un poco más de eso. Saber de qué es todo lo que hablan los medios y las redes sociales acerca de este misterioso escritor que nos tiene a todos emocionados. Inclusive se ha mencionado el hacer una cuenta de Tik tok o Instagram para que tengas donde promocionar todo esto.

—Para eso está el equipo de marketing y publicidad, ¿no acaban de contratar a una chica que hablar de libros para que los publicara en sus redes sociales y diera las reseñas? Eso tiene que ser suficiente, yo no voy a estar bailando para una cuenta.

Alejandra se recargó en su escritorio entrelazando sus manos y recargándose en ellas con una gran sonrisa en el rostro que me mantuvo alerta.

—Cariño, adoro que seas un introvertido que no le gusta hablar con la gente porque así sé que siempre estás en tu casa escribiendo y eso nos da algo con lo cual trabajar. Pero ahora mismo necesito que apagues esa parte de tu personalidad y te concentres en esto porque es importante que te conozcan y te vean, que no crean que eres un invento o estamos usando tu nombre. La gente te quiere ver, quieren ver al grandioso y guapo escritor que logra cautivar a todos no solo con sus libros, también con su encanto y por lo guapo que eres. Quieren saber de ti, tu vida amorosa, qué se necesita para conquistarte, aunque ahora estás en una relación llama la atención, porque también Rebecca es un poco famosa, eso llama la atención.

Déjame cuidarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora