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Hoy era el gran día, uno de los más importantes. Por fin después de un mes de estrés con respecto a la presentación del libro, pero con ello mis nervios de ver a mucha gente se esfumarán al final de la noche cuando me dirija de nuevo a mí cama y a la comodidad del silencio o leyendo un libro hasta quedarme dormido. Me asomé por el ventanal de la sala en silencio viendo cómo el sol se escondía entre los edificios de la ciudad para darle la bienvenida a una tímida luna que apenas y podía mostrar una leve sonrisa, aun así, iluminaba con fuerza alrededor.

Volteé al espejo que para verme y lucía bien, confiado y exitoso, algo que me generaba más confianza. Me gusta el traje negro que me había mandado Alejandra para hoy con una camisa blanca y una corbata negra. Suspiré tomando mí celular y unas flores de mí mesa de café, saliendo de mí departamento para ir por mí cita de esta noche. Temblaba, todo mí cuerpo temblaba al punto que sentía que el elevador también lo iba a hacer si lo tomaba así que mejor bajé por las escaleras y en cuanto llegué al piso de Rebecca ella estaba saliendo del departamento luciendo... hermosa.

Tan hermosa que me tuve que detener un momento a respirar y reaccionar a semejante mujer que tenía enfrente de mí, no entendía por qué no me había dado cuenta antes. El vestido verde pegado al cuerpo, que dejaba al descubierto sus hombros y sus piernas. Las mangas hasta los codos y los tacones que hacía que ahora estuviera de mí estatura la hacían ver increíble. Su rostro totalmente descubierto por la coleta con su cabello ahora lacio y ese labial rojo que siempre usaba con sus ojos maquillados haciendo que, aunque fueran pequeños, resaltaran.

—Que guapa te ves...

Se me salió de la nada y no pude retractarme de haberlo dicho, así que le di un beso en la mejilla mientras ella me regresaba el halago y le extendí las flores entre nosotros, peonias. Las tomó dudosa sonrojándose.

—No tenías por qué, es tu noche, yo debería de darte flores a ti.

—Quería agradecerte por venir conmigo esta noche de una forma especial.

No pude evitar ponerme nervioso, puse mis manos dentro de mis pantalones y afortunadamente ella estaba entretenida viendo las flores que no notó que me encogí ansioso.

—Son mis favoritas ¿cómo lo sabías?

Reí incómodamente mientras ella las olía sin dejar de verme a los ojos sonriendo. No le iba a decir que había visto que tenía una destacada en su Instagram solo de esas flores y así pude saber, eso me haría lucir muy acosador y creería algo erróneo de mi parte. Entró rápidamente al departamento antes de que pudiera decirle alguna excusa y salió con una bolsa de algo que se me hacía familiar que se pegó al pecho.

—No sabía que regalarte porque sinceramente eres uno de los hombres más complicados que he conocido en el mundo entero y eso que he trabajado con modelos. Vi el café que tomas, estaba delicioso por cierto así que no sé, fue lo que más pensé que te podría gustar o que no haría que me vieras raro.

Me extendió una bolsa del café que siempre tomaba y sonreí. Algo tan simple pero especial.

"Felicidades por otro libro que estoy segura será un éxito. R"

No sé por qué el hecho de que se haya tomado el tiempo de escribir la nota e inclusive buscar el café se me hacía algo tan íntimo y especial, tan único que no imaginé que alguien podría darse el tiempo de hacerlo solo por verme sonreír. Se rascó el brazo mientras me veía leer la nota.

—Tampoco quería darte un libro. Quizá sería pretensioso o juzgarías mi gusto en libros que básicamente son de romance y cursis.

Ambos reímos nerviosos y la volteé a ver apretando la bolsa, aferrándome a ella.

Déjame cuidarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora