Las nubes cubrían completamente el cielo baticinando una posible lluvia, cosa que no le sorprendía considerando que era Londres y no su natal Carolina del Norte. No se movió de su asiento esperando que las primeras gotas de lluvia le avisaran que era momento de entrar aunque sinceramente mojarse no sonaba tan malo. No estaba de ánimos para escuchar a su hermana o madre hablar incesantemente sobre Lord Burford o Lady Monett Harvey, menos las miles de recomendaciones sobre la visita que recibirían de la duquesa de Saint Albans esa tarde.
Rose no estaba interesada en esas patrañas pero se veía envuelta en ese extraño juego que se movía en Londres y parte de eso era aceptar a la duquesa con gratitud y una sonrisa en el rostro aunque la mujer no era Santo de su devoción. La factura en la modista que su madre aceptó cubrir era casi una pequeña fortuna, a su parecer casarse con un noble no valía tanto como para tirar el dinero de esa manera, y aún con todo el esfuerzo invertido no les aseguraba nada.
Regresó a la casa con el libro de Poe bajo el brazo decidiendo que no valía la pena estropear un ejemplar como ese bajo la lluvia. El movimiento de personas dentro de la casa se mantenía constante desde el incio de las protestas, por lo que buscó su lugar de paz tan rápido como pudo, intercambiar saludos corteses o interactuar con extraños tampoco estabs en su lista de prioridades, sus nulas habilidades sociales volvían ese circo un verdadero suplicio al que no podía acostumbrarse.
-Esto se está saliendo de control, es preciso una unión entre las familias, ellos son extranjeros los tacharan como los causantes de los problemas- la voz masculina le llamó la atención antes de ingresar a la biblioteca, dejándola paralizada en la entrada.
-¿Crees que la corona exija la boda?- preguntó la segunda voz con más duda.
-Creería que si, el representante de la corona parecia muy firme al respecto- Acotó nuevamente la primera voz -El señor Pears tiene dos hijas solteras y bastante lindas, Burford debería aprovechar esta oportunidad, puede ser la solución a todos sus problemas.
-No deberías mencionar nada sobre el asunto hasta recibir una notificación oficial, no hay que causar revuelo antes de tiempo.
Rose desconocía la identidad de los caballeros pero si tenía que adivinar estaba casi segura que serían los abogados de Lord Burford. Siguió el camino hasta su habitación debatiéndose si contarle aquello a Johana o su madre. La duda surgía por la actitud que su hermana mayor había adquirido desde que llegaron a Londres, estaba convencida que ser vista por debajo del hombro y estar casi por formar parte del grupo de solteronas era la principal causa de su mal carácter y actitud caprichosa, pues ella desconcia la persona en la que Johana se tornaba estando en Londres.
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La mansión de Lord Grasmont era sin duda una de las más espléndidas en Mayfair, tenía una decoración estilo Rococo y mantenía una estética clásica en su diseño original, con bustos y estatuas decotando la entrada. Monett sabía admirar la arquitectura de edificaciones tan espléndidas como lo era esa, aunque no podía negar que la casa se sentía más bien algo lúgubre y quizá demasiado grande para Georgiana y Lord Grasmont.
Estaba ahí para reunirse con el club y poner al tanto a sus amigas sobre Burford y su nueva propuesta y hablar sobre la velada musical en la que su amiga y hermano serían participes tocando una dupla esa noche. La duquesa había tenido la amabilidad de invitar a las cuatro al evento que era más exclusivo de lo que pensó al inicio, pues se sabía que el círculo íntimo de los Duques se extendía a varias familias aristocráticas bastante distinguidas y fuera de esas personas muy pocas habían recibido una invitación.
Esa tarde se dedicarían a cocinar tartas de fresa, arándanos y manzana. Tenía la esperanza que concentrarse en otros asuntos que no fueran Lord Burford la ayudara a salir de esa extraña burbuja en la que se había metido los últimos días donde no podía pensar otra cosa que no fuera el Conde, el tiempo compartido en la biblioteca, lo extraño que era interactuar de nuevo, era como conocerse nuevamente, hablaban de temas nuy diferentes a los de cuando se conocieron la primera vez, se sentía todo menos idílico y más real, de alguna manera.
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Silenciosa Promersa (club anti-libertinos)
Historical FictionMonett no es la típica beldad inglesa que se pasea por los salones esperando que un perfecto caballero quede prendado de su belleza y pida su mano en matrimonio. Para empezar la castaña es mitad francesa, para continuar está tan resentida con el amo...