capítulo 3 (parte I)

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Monett acomodó su sombrilla cuidando su sensible piel de los rayos solares que ese día brillaban con bastante intensisdad sobre el lago que adornaba la pintorezca propiedad de los Marqueses de Granby, el bote donde donde paseaba únicamente en compañía de su hermano mayor se movía tan lentamente que casi podía sentir la doble intención de Adrien por prolongar el paseo tanto como fuera posible y sabía perfectamente a que se debía. La reunión organizada en Charlotte Place era una trampa mortal para todo cabellero soltero que deseara mantener su status imperturbable, y su hermano era uno de ellos.

La pequeña tarde organizada por Lady Granby en su propiedad casi en las afueras de Londres estaba mas concurrida de lo que imaginaba, se sabía que la marquesa estaba empeñada en la tarea de casar a su hijo mayor, que según las viperinas lenguas, no era mas que un libertino incorregible como lo fue, en los años de su primorosa juventud su tío Lord Gabriel Canvinish. Por lo que la mayoría de damas en edad casadera de Londres se paseaban por la propiedad luciendo sus mejor vestidos de día, a juego con sus parasoles y abanicos, alteando sus pestañas y soltando risas delicadas cuando algún caballero se acercaba a ofrecer cortezmente un vaso de limonada fresca o comentar sobre lo esplendido del clima.

-¿Puedemos ir mas lento?- preguntó al notar que prácticamente ya estaban en la orilla, el lago no era tan grande como para demorar mas de media hora en recorrerlo, pero bien se podía hacer un esfuerzo por retrasar su retorno hasta que la paciencia de su padre se agotara y fuera el mismo a sacarlos del botecito para hacerlos parte de los juegos planeados para emparejar a los jovenes solteros.

Adrien la miró con una ceja alzada y negando mientras soltaba una pequeña sonrisa al saber que su hermana era tan perspicaz como para sin él mencionar una palabra hubiera adivinado sus intenciones.

-No, pequeña diablilla, nuestro padre ya nos observa con desconfianza y tus amigas no paran de voltear en nuestra dirección  haciendo disimuladas señas para que vayas, si no supiera que tienes nulo interés en buscar un esposo como corresponde incluso llegaría a pensar que tu pretendiente de turno ya ronda por estos lados, porque quiero creer que no se trata del regreso de Burford lo que tiene alteradas de esa forma al trío.

Adrien señaló hacía el roble bajo el cual el club estaba reunido sobre una manta de picnic, sí, el momento de contar lo sucedido dos días atrás había llegado, sus amigas morían por saber los pormenores de su reencuentro con Lord Burford. Alessia esperando que lo hubiese puesto en su lugar con algún comentario mordaz, Georgiana, en el fondo y sabia que no lo confesaria,  deseando que su reencuentro hubiese avivado viejas pasiones y Elizabeth se mantenía en una zona neutra se trataba de su hermano y quería lo mejor para él, pero también reconocía que su comportamiento fue de lo mas rastrero con una de sus mejores amigas.

Después de asegurarle a su hermano que nada tenía que ver su amigo en la situación se separaron buscando cada cual su grupo ya establecido, ella con el club anti-libertinos y Adrien con sus excéntricos amigos, que incluía al hermano de Alessia, Lord Burford, el hijo mayor de los marqueses de Granby, Lord Worcester y ahora también  aparentemente al señor Blake Pears, aunque claro su círculo social era tan elástico como conciderara oportuno, su hermano iba siempre tras sociedades comerciales que era según él lo que los mantenía a flote económicamente hablando.

-Monett te hemos estado esperando por horas- Dramatizó Alessia, que poseía el don de la exageración casi tan arraigado como sus raíces italianas.

-Lo siento Adrien quería librarse de la atención femenina por un rato- se excusó tomando asiento junto a Georgiana que lucía especialmente linda con su vestido azul cielo, la rubia simpre le parecio de lo más dulce, sus mejillas mantenían un sonrojo permanente que le hacia parecer mas niña que mujer y por momentos así  lo creía, era la más joven del grupo y quizá también la más inocente. A pesar de haber sido engañada por un libertino que solo intentaba robar su virtud, casi estaba segura que secretamente había perdonado al infeliz y mantenía en su corazón la espanza viva de encontrar ese amor idílico plasmada en las novelas que tenía estrictamente prohibido leer, pero que amaba con cada fibra de su bondadoso ser.

Silenciosa Promersa (club anti-libertinos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora