La rabia circulaba por el cuerpo de Monett a la velocidad de un pura sangre salvaje y sin jinete alguno capaz de domarlo, sus piernas temblaban ligeramente, las emociones no resultas en su cabeza que parecían más dispuestas a desquiciarla que otra cosa le nublaban su habitual cordura, odiaba a Lord Burford como nunca antes había odiado a nadie, y se odiaba a ella misma por caer una y otra vez en las redes de un Casanova, sin escrúpulos y aprovechado. Lo sintió tocar su brazo cuando pensó que ya no iba a seguirla, pero eso solo aumento existente enojo.
–¡Es usted un aprovechado, desleal y ruin! ¿Qué pretende trayendome hasta acá con sus patrañas? ¿Acaso busca terminar de arruinar mi buen nombre? No se atreva a tocarme– escupió con el mayor desprecio que pudo reunir soltandose de su agarre.
–Me deje llevar por mis emociones, no fue mi intención ofen..
–No quiero saber nada de sus emociones, ni de sus intenciones, ¡es usted lo peor que me ha sucedido! Agradezca que no busque a mi hermano para que le haga pagar esta falta como corresponde, eso debería hacer justamente ¿Sabe las consecuencias de besar una mujer soltera? Soy la hija de un Conde, no una mujer de dudosa reputación.
Se pasó la mano por los labios limpiando los restos de ese beso que si bien fue corto, duro lo suficiente para sentirse humillada. El gesto exagerado logro su cometido pues el Conde con expresión contrareada retrocedió un paso. Con lo referente a su hermano ella bien sabía que jamas expondría a Adrien a un duelo por una tontería que en parte era su culpa, pero al calor del momento no estaba precisamente para ponerse a pensar en las consecuencias de sus palabras.
Se alejó del laberinto a paso ligero sin decir una palabra más. Caminó hasta que vio nuevamente el agua del pequeño lago y el muelle donde estaban las canoas que había utilizado con su hermano más temprano, su mal genio no sé le pasaba y por más que limpiara sus labios con esmero seguía sintiendo los labios de Lord Burford sobre ellos.
- Conozco esa expresión niña, que tiempos aquellos donde sufría por amor- suspiró la duquesa de Beaufort a su lado sobresaltandola y trayendola de nuevo al mundo de lo racional.
No se dió cuenta en que momento llegó la matrona, y eso que el vestido verde y presencia imponente no eran fáciles de ignorar. Su cabeza aun daba vueltas y si lo pensaba con detenimiento habia caminado una distancia considerable desde donde ocurrió el desafortunado incidendene. Apenas y alcanzaba a ver como se reunían los participantes del juego para recibir sus respectivos premios.
-Yo no sufro por amor excelencia, todo lo contrario- respondió observando de reojo a la duquesa, que a pesar de los años no dejaba ser hermosa, sus ojos azules brillaban con una chispa pícara y reservada, sus cabello rubio comenzaba a tener vestigios de algunas canas pero se mantenia brillante como trigo fresco.
-Yo fui joven, además soy muy observadora y pocas veces me equivoco, pero no pierdas las esperanzas no todo es negro o blanco. Mira que te lo dice una dama que se casó con uno de los caballeros con peor reputación de Londres en su época.
-Excelencia con todo respeto, debería conocer mi causa para comprender porque me resulta imposible mantener esperanzas o ser menos que radical- respondió abriéndose con la duquesa, que aparentaba ser una mujer llena de sabiduría, la suficiente para intimidarla, la mejor forma de adquirir conocimiento es la experiencia y ella parecía tenerla de sobra.
- Niña si supieras lo que esconden estas canas y mis sonrisas sabrías que lo más importante en esta vida es estar siempre preparado para lo inesperado- aconsejó su interlocutora comenzando la marcha hacia donde el resto estaba reunido.
Monett asintió dandole la razón sin rechistar, ni aportar nada a la afirmación que era la más feaciente verdad que podía haber escuchado, pero en lo referente al tema de Burford ella mantenía su postura inflexible, no había entre ella y el Conde ni la más mínima oportunidad de nada, no podía negar que su estómago continuaba revuelto y sus labios llevaban ese beso grabado con algo más fuerte que un recuerdo, pero eso no era suficiente para perdonar, para romper una promesa hecha a ella misma.
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Silenciosa Promersa (club anti-libertinos)
Historical FictionMonett no es la típica beldad inglesa que se pasea por los salones esperando que un perfecto caballero quede prendado de su belleza y pida su mano en matrimonio. Para empezar la castaña es mitad francesa, para continuar está tan resentida con el amo...