El viernes llegó sin que Monett pudiera dormir más de una hora corrida por las noches. La preocupación de no saber si el plan de Brandon y Elizabeth resultaría le daba vueltas a la cabeza una y otra vez con diferentes escenarios, desde los más optimistas hasta los más pesimista y ese día finalmente uno se haría realidad para ella.
<Pienso por ende soy>
Se repitió la frase de descartes para calmar sus nervios. Ella podía pensar, ella existía, él regresaría, Elizabeth estaría bien, el tiempo no se movería más rápido aún así ella se atormetara pensado en todo lo que podría salir mal. Aún así solo quería saber que estaban de regreso que nada le sucedieria a Brandon o su familia, que todo estaría bien.
La puerta de su cuarto se abrió levemente mostrando la figura de Alessia sosteniendo una vela y ataviada en sus ropas de dormir con un singular gesto de preocupación. La italiana se había quedado a pasar la noche en su casa pues sabía que serían momentos de mucha tensión y no queria dejarla sola. Georgiana había insistido a su hermano para pasar también noche pero este se había negado rotundamente.
–¿Tampoco puedes dormir?– preguntó dándole la señal para que terminará de entrar a la habitacion más animada por tener compañía.
–No, espero que todo salga bien, pero no podré pegar un ojo hasta que sepa que Lizzy regreso sana y salva. Bueno todos– confesó la italiana dejando esa máscara de dureza que daba la impresión que las cosas no le afectaban caer por unos segundos.
–Brandon y mi hermano están con ella, estoy segura que estará bien, pronto sabremos– dijo sabiendo que pronto comenzaria amanecer, ellos debían estar de regreso para entonces o sus peores miedos se volverían realidad.
–El señor Blake Pears estaba furioso el día del compromiso, miraba a Elizabeth casi con desprecio. Sabes que tengo un ojo para esas cosas, tengo miedo que tomo venganza– confesó Alessia quien llevaba guardando esas preocupaciones poco más de una semana para ella misma. Habían acordado no hablar del tema con Monett y no quería aumentar la preocupación de Georgiana que era mucho más sensible que el resto.
Elizabeth les había explicado la razón detrás de su actuar tan errático y decisiones precipitadas. En ese momento intentó darle ánimo argumentando que había hecho lo mejor por su familia y los Pears. Que algún él se lo agradecería, aunque en el fondo Alessia temia que el hombre fuera hacer de la vida de su amiga un infierno.
–Debemos mantenernos siempre cerca y en constante comunicación con ella. Para cualquier señal de peligro estar preparadas para ayudarla– respondió Monett después del largo silencio.
–¿Piensas que es capaz de hacerle algo?– Alessia no lo creía pero no conocía al hombre y se parecía solo un poco a su hermana menor, no era alguien en quien se pudiera confiar.
–No lo creo, pero no podemos dejarla sola. Estoy en deuda con ella.
Monett decía aquello desde el fondo de su corazón. Le debía demasiado a la rubia como para poder pagarlo algún día. Si lograba casarse con quien ahora reconocía como el único amor de su vida, sería gracias a ella.
Los rayos del alba comenzaron a llenar su habitación y la expectativa le hizo dar un vuelco en el estómago. No sabía en qué momento Brandon o su hermano cruzarian el lumbral regresando con noticias. Su corazón le decía que todo iba a estar bien aunque la espinita en su mente que decía lo contrario no la dejaba tranquila.
Alessia se recostó al costado opuesto de donde estaba su vendaje haciéndole compañía en esa agónica espera, en silencio. No dijeron nada más pero ambas estaban juntas en esa agonía que suponía la espera.
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Silenciosa Promersa (club anti-libertinos)
Historical FictionMonett no es la típica beldad inglesa que se pasea por los salones esperando que un perfecto caballero quede prendado de su belleza y pida su mano en matrimonio. Para empezar la castaña es mitad francesa, para continuar está tan resentida con el amo...