capitulo 13

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La mañana siguiente a la velada musical de Lady Beaufort Monett despertó con una sonrisa en el rostro que no podía disimular. La velada anterior había transcurrido con relativa calma, Giana logró tocar junto a su hermano aunque reconocía que Adrian había hecho casi todo el trabajo ante la postura casi petrificada de su amiga. Brandon se había acercado a ella durante los descansos, ignorando a las Pears, dejandolas por completo en manos de Lady Saint Albans quien intentaba introducirlas con los presentes, aunque aquello fuera casi inútil pues la concurrencia estaba reducida a las familias Lowelace y Cavendish y sus amistades cercanas.

Miró por la ventana confirmando que la racha de días soleados había terminado, pero ni eso logró desanimarla por completo. Brandon se había colado en sus pensamientos de manera peligrosa, sus barreras cada día se veían más débiles ante la aplastante verdad que suponían sus sentimientos por Burford.

Ingresó a la sala donde sabía que su padre tomaba el desayuno muy temprano, encontrandose con su hermano sentado al lado del Conde, inmerso en una conversación que detuvo cuando sintió su presencia. Su buen humor le hizo no tomarse aquello como algo personal, pero su curiosidad no le permitió pasarlo por alto por completo. No era extraño que su hermano estuviera en su casa, pero si lo era que desayunara con su padre. Eso solo lo hacía cuando había un asunto que consideraba importante, en esos casos Adrian se volvía impaciente como un niño.

-No tenía intenciones de interrumpir la conversación, puedo tomar el desayuno en mi habitación.

Su hermano elevo una ceja y su padre le mostró una sonrisa afable. Pocas cosas no hablaban frente a ella, por lo que estaba acostumbrada a escucharlos debatir sobre negocios, política, economía, América, entre tantos temas que no eran aptos para las damas.

-Son cosas de la cámara de Lores Monett, no te preocupes lo retomamos luego.

Fue su padre quien respondió, y ese último comentario estaba dirigido más a su hermano que a ella. El ambiente se aligero y la conversación fue tomando rumbos más amenos, aunque tuvo la intención de insistir prefirió no arruinar el buen ánimo y con la noticia que su padre había recibido una carta de su abuela anunciando su pronto mudanza,  el resto pasaba a segundo plano.

-¿Qué le ha dicho para convencerla?- preguntó antes de darle un mordisco al pan.

-Que no puede perderse tu boda.

Sintió el pan atorarse en su garganta, seguido de una tos insistente que trató de mitigar con el jugo de naranja. Cuando acordó considerar de nuevo Burford fue muy clara al decir que no estaba con eso aceptando el matrimonio. Quizá fue el horror que se dibujo en su rostro o casi morir por un pedazo de pan mal ingerido causó la preocupación de su padre y la burla de su hermano. Sabía que si el Conde quisiera comprometerla no habría nada que ella pudiera hacer, pero su padre jamás le había dado indicios de algo parecido y no le hacía gracia que ahora quisiera asegurar un matrimonio cuando todavía no tomaba una decisión en concreto y tampoco recordaba haber recibido una propuesta como tal.

-Milady tiene una visita- anunció el Mayordomo interrumpiendo el momento de silencio tenso que se había formado en la mesa que era únicamente llenado por su tos que iba disminuyendo.

-¿Tan temprano?- preguntó extrañada, aún no eran las diez de la mañana y no recordaba haber acordado ninguna visita.

-Lord Carrick insistió en ser anunciado.

Tragó saliba recordando que tenía un respuesta que darle al Conde y su propuesta. Al menos eso sí lo tenia claro, no podía aceptarla. Era injusto para el caballero y para ella misma, con todo el asunto de Burford había olvidado informarle su decisión, pero a mal paso era mejor darle prisa y ya que el hambre se le había espantado después de las palabras de su padre. Siguió al mayordomo a la sala de recibo donde ya la esperaba su carabina y por supuesto la visita.

Silenciosa Promersa (club anti-libertinos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora