Monett observó el anillo en la palma de su mano, pues era muy grande para utilizarlo y temia perderlo mientras esperaba la llegada de sus amigas con ansias, quería contarles la noticia cuanto antes. Tantas cosas pasando en tan poco tiempo la ponían como un Manolo de nervios. Era una combinación extraña de dicha y preocupación que aquello fuera demasiado bueno para ser cierto.
No podía creer que la misma persona que le había causado tantas desdichas era el mismo que ahora la ayuda a sanar las heridas. Lo cierto era que jamás dejó de amarlo y aunque cualquiera pensaría aquello era un error para ella era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo. Sé atrevió a pensar en su madre intentando que la nostalgia no nublara su alegría agregando una nueva emocion a la mezcla. Intentaba no pensar en su progenitora a menudo, su partida era algo que aún resentia a pesar de nunca haberla conocido. Era en momentos como ese que se permitía pensar en ella y en cuanto le encantaría que la ayudara a planear su boda y acompañarla en esos momento especiales, celebrar juntas su compromiso y ayudarla a comprender todo lo que estaba sintiendo.
–Espero que estés feliz desde el cielo mamita– dijo en voz baja esperando que realmente pudiera escucharla y verla, estaba feliz como ella siempre había querido.
La primera en llegar fue Georgiana con un bonito vestido rosa dandole ese aire inocente y angelical que siempre la acompañaba. La siguiente en aparecer fue Alessia quien parecía de un extraño buen humor. La última en cruzar el lumbral fue Elizabeth mucho más callada que de costumbre. Tomo aire antes de dar la noticia, no sabía como sus amigas podrían reaccionar en especial Elizabeth, pues estaba hablando de su hermano.
–Brandon ha pedido mi mano– soltó sin más cuando tuvo la atención de sus tres amigas en ella.
El silencio en la sala se hizo notar y por un segundo sentía que la respiración se le cortaba al no obtener resouestas. No podría culpar a sus amigas por tal reacción, ella tenia años maldiciendo el dia que Brandon se cruzó en su camino, llamandole nombres que ni quería acordarse y llorando por la traición que aunque dolorosa, al menos ahora comprendía las verdaderas razones.
–¡Felicidades!– exclamó Giana saltando a abrazarla –sabía que solo era question de tiempo, me debes 10 chelines– dijo rompiendo el abrazo y dirigiendose a Alessia.
Pudo sonreír más relajada cuando la italiana aunque no de tan buena gana se unió a las felicitaciones, sabiendo que poco podía hacer ahora que estaba comprometida y de mala gana sacando 20 chelines de su ridículo para entregarle 10 a Georgiana y 10 a Elizabeth. Esta última no había hablado más que una felicitación escueta y un abrazo un tanto extraño.
–¿En que momento armaron la apuesta?
–Elizabeth nos contó cuando los encontró en la velada musical, ya sabes, ustedes estaban, bueno tu sabes– respondió Georgiana avergonzada.
–Yo fui la única que confío en tu buen juicio, pero eso me costó 20 chelines– dramatizó Alessia con un suspiro exagerado –Espero que el Lord sepa comportarse o puedo utilizar los gansos salvajes en su propia casa para darle una lección.
–Yo te dejaré saber si algo sucede– río recordando el episodio con Johana Pears.
–¿Estas segura de esto? ¿Realmente lo amas? – la cuestionó Elizabeth dándole un toque más serio a la conversación, Brandon seguía siendo su hermano y aunque ella no conocía los pormenores de lo que estaba pensado con su familia, confiaba que al ser la Condesa de Burford podría ayudarla a encontrar esposo más fácilmente aunque aún no se daba por vencida esa temporada.
–Nunca deje de amarlo Lizzy, hay cosas que Brandon aún no les ha aclarado pero te aseguro su partida no fue por razones deshonestas.
Estaba diciendo la total y absoluta verdad. Ella comprendía que en su posición la decisión de marcharse había sido lo opuesto a egoísta. Brandon había entregado todo por su familia, dejando la comodidad de su hogar y ella podía respetar eso, aunque no le restaba importancia a su partida tan abrupta. Eso sería algo que sólo el tiempo podría sanar y si bien aún no estaba completamente en el pasado estaba realizando los pasos necesarios para olvidarlo por siempre. Tenían una vida juntos para descifrarlo y terminar de sacar esa pequeña espinita que aún albergaba su corazón.
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Elizabeth salió de la mansión de los Condes de Bristol con una resolución en mente que no sería fácil de llevar a cabo. Las noticias de ese día le hacían imposible continuar con su vida como hasta ahora y se sentía casi obligada a intervenir en lo posible para ayudar a su hermano que bastante había sacrificado por su familia. Le alegraba saber que Monett estaba al menos al tanto de las razones por las que su hermano se marchó y esperaba tener una conversación con Brandon para asegurarse que su amiga estaba al tanto de la gravedad de su situación económica.
Elizabeth tomaria las riendas de su destino. Llevaba su vida entera siendo cuidada y protegida por su familia, ese día se dio cuenta de cuan egoísta había sido esos últimos años. Se daba el lujo de sentirse una señorita de alta sociedad, con una dote, un duque poderoso como padre, un partido deseable...
Cuan ingenua fue todo ese tiempo.
Decidida como pocas veces camino hacia su destino, dispuesta a superar su orgullo como la había hecho su hermano y por primera vez suplicar si era necesario.
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Silenciosa Promersa (club anti-libertinos)
Historical FictionMonett no es la típica beldad inglesa que se pasea por los salones esperando que un perfecto caballero quede prendado de su belleza y pida su mano en matrimonio. Para empezar la castaña es mitad francesa, para continuar está tan resentida con el amo...