Fruit [ Haitani x Kawata ]

[🫐7🍈]

Ran aceleró un tanto el vehículo, la carretera estaba vacía a fin de cuentas, la noche era preciosa y la hora la mejor de todas; 3:46 AM.

Se lo había llevado de casa a pasear por las vacías calles de la región, el viento fresco revolvía los cabellos rebeldes del pelinaranja, quien estaba de pie en ese convertible negro brillante, con ambas manos en el parabrisas de éste, gozando con una emocionada sonrisa las luces de lo urbano.

Ran subió más el volumen de la música, sabía que la canción de ahora era la favorita de Nahoya, se lo había dicho hace unas semanas donde de noche lo llevó a cenar a escondidas de sus padres.

Le daba cortos vistazos, lucía brillante y especial en su auto con ese semblante sereno y salvaje que tanto le atrajo, su personalidad dificil e indomable impropia del estereotipo de un Omega de clase baja.

Se enamoró, en ese mes conociéndose ya se había enamorado con locura.

(...)

Fue disminuyendo la velocidad con cuidado para irse por la salida de la carretera y desviar camino al sector rural de Kanto.

Bajó el volumen y Nahoya volvió a sentarse, sin dejar de mirar embobado el oscuro panorama de aquellos prados limpios y poblados en un verde amarilloso bajo la carretera y esos árboles sin hojas que aún sin ellas parecían preciosos.

Tomó un segundo camino y bajó la calle con el asfalto un tanto dañado, llegando a los pies de lo que parecía ser una gran montaña.

Mientras tanto activó el botón que desplegaba el techo del automóvil y subía las ventanas del mismo, sacó un pequeño llavero y presionó un botón. La reja casi imperceptible entre tanta hierba se abrió.

Entró y presionó nuevamente el botón para cerrar el portón así avanzaba un tanto más por el camino ya destastado. Estacionó y apagó el motor, quedando ambos en silencio.

—¿Qué tal el paseo?—

—¡Lo amé!—

—Bien... ahora es turno de la sorpresa.— Soltó una risita y apartó la vista, sacando las llaves de la apertura.
Quitó el seguro del auto y bajó primero, seguido el menor.

Activó la alarma y esperando que Nahoya se situara a su lado tomó su pequeña mano y con lentitud emprendieron por un callejón oscuro iluminado únicamente por luciérnagas y lamparitas de jardín solares.

Estaba un tanto nervioso, osea sí, se había escapado de casa para irse a divertirse con su especie de "novio" a escondidas de sus padres, pero ahora su paseo por la carretera se transformó a un paseo por un oscuro y algo abandonado camino.

Tenía que admitir que eso le ponía un poco coqueto, tantas películas de escapadas románticas donde acaban teniendo un acalorado encuentro en la naturaleza... ¿Acaso Ran planeaba aquello? ¡Imposible! Ni un beso se han dado aún y saltarse ese paso al siguiente sería un tanto fuera de lo muy común.