Fruit [ Haitani x Kawata ]

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Nahoya ahora sí que se había rendido en hacérselo notar, si quería lo notaría, si no, no.

Y por lo mismo se sentía arisco a pesar de la insistencia de Ran en pegarse a él todo el día, incluso pidió un par de días con trabajo en casa, específicamente los cuales Nahoya no asistía a su magíster.

—Amor... No te levantes aún.— Murmuró en su cuello, apresando a la cama aún más al chico, sin permitirle que se ponga de pie.

—Ran... Necesito ir al baño urgentemente...— Se quejó tratando de safarse, eso de tener que ir seguido al baño no le agrada del todo en su embarazo.

—Aguanta un poquito más...— Ahí nuevamente su mala manía de olfatearle el cabello.

—Te voy a orinar las malditas piernas si no me sueltas...— Una pequeña vena se hizo notar en su frente.

—... Bien.— Exhaló derrotado.— No te demores...—

Nahoya asintió por cortesía, pero en verdad le apetecía bañarse, estaba algo sudado por dormir con Ran atornillado a su lado toda la noche.

Se puso de pie y caminó al cuarto de baño, donde luego de realizar sus necesidades abrió la llave del agua caliente.

Se desvestía de su camisa de dormir y los pantalones, quedando únicamente en boxers.

—Nahoya~ ¡Hay que bañarse juntos!— Ahí se escuchaba su insistente voz acercarse, abriendo la puerta del cuarto de baño.

—¡Espérate...!— Iba a cubrirse el vientre, pero ya era tarde.

Ran quedó un tanto desconcertado... Con la ropa y el tacto no se sentía bien, pero... ¿En qué momento su esposo estaba tan gordo?

—Nahoya... ¿Tienes mucha ansiedad o algo? ¿Te sientes bien?— Se acercó lento, cerrando la llave del agua.

Ahora sí se sentía molesto por su estupidez.

—Sí...— Se encogió de hombros.

—Oh... ¿Pasa algo? Es raro verte el vientre así...—

—¡Dios no puedes ser más estúpido!—

—¡Lo siento si te molestó! Pero es que nunca te había visto así... ¿O estás con dolor estomacal? ¿Quieres que vayamos al doctor?—

—No te preocupes, el dolor se me irá en...— Comenzó a sacar cuentas.— En cinco meses más o menos, creo...—

—¿Por qué tanto? Nahoya, vayamos al médico y ya...— Frunció su ceño, tomando la muñeca del chico.

—Ran...— Tomó aire tratando de agarrar paciencia.— ¿Qué tal si... empiezas a darte cuenta que vas a ser papá?—

—....— El pelimorado luego de quizás diez segundos cayó en cuenta de lo que se le fue revelado.