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—¿Rin?— volteó la vista hacia el mayor, estaba acostado a su lado en esa gran cama matrimonial viendo televisión

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—¿Rin?— volteó la vista hacia el mayor, estaba acostado a su lado en esa gran cama matrimonial viendo televisión.

—¿Qué pasa bebé?—

—...¿Puedo conseguir un empleo?—

Rindō soltó un suspiro y apagó la televisión, centrando toda su atención al peliazul.

—¿Para qué quieres trabajar si te doy dinero de sobra?—

—No es eso...— Apartó la mirada.— Me aburro demasiado en casa... La vida de casado para mi no está siendo agradable si paso todo el día solo.— Se acercó al cuerpo de su alfa, acurrucándose a su brazo.

Ahora Rindō comprendía mejor su situación.

—¿Y si sales con tus amigos?—

—Rindō, no todos están en mi situación, ya varios trabajan y estudian, no tienen tiempo.— Elevó la vista, ahí venían esos ojitos redondos de cachorro.

—... Pero... Sou, no puedo permitirte trabajar, es mal visto sobre todo para ahora nuestro apellido, te guste o no debo mantenerte...— Suspiró pesadamente, bajando el cuerpo para abrazarle con fuerza, hundiendo su nariz en los rizos del chico, encantado con su aroma a arándanos.

—¿De verdad me quieres tener amarrado a la casa aburrido y solito?— Fingió pucherito, alzando la vista para acurrucarse a su cuello.

Eso era irresistible para Rindō.

—Amor... No me hagas eso...— Estaba cediendo poco a poco.

—Rin... Déjame trabajar...— Subió una de sus piernas a las caderas del mayor.— Me siento muy solito sin ti y sin mi hermano... Quiero trabajar...—

—... ¿Te parece si trabajas en mi torre?— Murmuró, depositando cortos besitos en su frente.— La cafetería del sector D está falto de personal... Y eres bastante bueno como barista.— Se notaba la indecisión en sus palabras, no estaba seguro de lo que decía, en verdad no quería dejarlo trabajar.

—¿Por qué no puedo elegir yo mi propio trabajo?—

—Bebé, es un turno corto, tampoco descuides tus estudios ¿Sí? Además me dará el argumento para cumplir mi fantasía de coquetearte en el trabajo y ponerte nervioso.— Sonrió juguetón, dándole un beso un poco más brusco y ruidoso.— Precioso.—

Souya sonrió bajito y se apagó aún más a él, cosa que sólo incitó a Rindō a darle cosquillas en el cuerpo y desesperar entre risas y patadas suaves al menor.

—¡R-rindō Haitani! ¡Basta!— Intentaba apartarse sin dejar de reir gracias a las insistentes cosquillas.

—¿Basta con qué, Souya Haitani?— Sonrió, sin dejar de darle cosquillas.

—¡S-sueltame!— Y finalmente se apartó sonriendo y nuevamente se lanzó a él para comerle la boca en un tierno beso brusco.— Eres un tonto, un tonto muy grande.—

Fruit [ Haitani x Kawata ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora