ꨄ︎Wolf [Bakutodo]

ఌ︎Capítulo 2

A medida que se adentraba entre los árboles en su mente hacía suposiciones respecto a lo que podría ser causante de aquel ruido.

Tal vez podría ser solo una rama...

O un animal..

¿..o acaso alguien se habría lastimado?

No podría estar seguro de cual de aquellas alternativas sería correcta pero de ser el último caso debía de acelerar sus pasos para poder ayudar a aquella persona cuanto antes.

Continuó caminando en medio de la vegetación, importándole poco que se fuera tornando oscuro conforme iba moviéndose, contando con la linterna de su celular de llegarla a necesitar.

Y fue ahí cuando lo encontró..

Un lobo de pelaje cenizo yacía desmayado en medio de los árboles con heridas de distinta gravedad que dejaban un rastro de sangre en la parte del suelo en donde hacían contacto y todo indicaba de que estuvo luchando contra algún otro animal para quedar en ese estado.

No podía comprender como una especie como esa había llegado hasta aquel sitio; sin embargo, le restó importancia a ello para centrarse en la idea de ayudarlo. Claro que tenía en mente lo cuan peligroso que podría resultar la situación para él si es que el lobo llegaba a despertarse y lo consideraba como una amenaza;no obstante, tenía que arriesgarse a esa posibilidad con tal de poder curarlo.

Con sumo cuidado se fue acercando al animal y cuando estuvo seguro de que no despertaría, colocó dos de sus dedos en la zona del cuello para poder verificar su pulso, alarmándose al ser incapaz de sentirlo.

Había llegado tarde..

Por alguna extraña razón se fue sintiendo angustiado ante ello, rogando en su mente desesperado que aún estuviera con vida de modo que optó por volver a intentar tomar su pulso dos veces más y en diferentes partes, aliviándose cuando por fin pudo sentirlo. Tanto los latidos como las respiraciones del lobo eran tan débiles en esos instantes que con facilidad se lo podía dar por muerto, razón por la que debía apresurarse y acelerar sus acciones al tener los minutos contados.

Ir a una veterinaria o recurrir al botiquín de su habitación eran las únicas opciones que tenía en ese momento pero optó por la primera al haber una ubicada a unas pocas calles. Con delicadeza pero usando la fuerza necesaria considerando el tamaño del lobo, lo tomó entre sus brazos, evitando tocar alguna herida para no empeorar su estado. Hecho aquello empezó a moverse entre los árboles, buscando acelerar el paso para poder salir pronto del bosque mientras rogaba en su mente que el veterinario no se negara a atender al moribundo animal.

Tardó varios minutos en conseguir por fin llegar a la calle, aumentándose por ello su desesperación y angustia y estando para ese punto corriendo rumbo hacia la dirección del establecimiento, sacando fuerzas de dios sabe donde. Por suerte por la hora que era no habían muchos transeúntes de modo que no hubo persona alguna que interfiriera en su camino.