ꨄ︎Wolf [Bakutodo]

ꨄ︎Capítulo 8

- ¡Ya te dije que no debías usar tu magia sin tu espada, fresita! - una conocida voz le reclamó con molestia aquello a sus espaldas, motivo por el que volteó a verlo más que sorprendido porque ya daba por hecho de que el pelicenizo se había ido.

- Estás aquí..- fue lo único que alcanzó a decir en medio de su asombro a la par que separaba su mano de la del pelicenizo, sintiendo como esa tristeza y melancolía que lo afligía sin razón aparente iba por fin fue desapareciendo desde el momento en el que sus ojos conectaron con aquellos rubíes que lo dejaron hipnotizado por unos cuantos segundos.

-¡Claro que sí, tonto!- mencionó con cierta molestia el contrario -Me hiciste esperarte por horas y solo no dejé de hacerlo porque te conozco bien y soy consciente de lo mucho que te puedes tardar en llegar a veces.

- Lo lamento, Ba..digo Kats - se corrigió de inmediato al fijarse en la expresión del pelicenizo cuando estuvo por llamarlo por su apellido, tal y como habituaba hacer -No era mi intención tardar tanto.

-Tsk, como sea. Solo apaga esa jodida llama de una vez.

-¿Eh? - ladeó un poco su cabeza por la confusión que sentía en ese momento -No tiene sentido eso. Si lo hago, los dos no podríamos ver en medio de toda esta oscuridad y hasta podríamos perdernos.

-Eso no va a suceder, te lo prometo. Seré yo quien me encargaré de guiarte a un sitio apropiado en el que podamos hablar. Lo único que te pido es que confíes en mí - dichas esas palabras el contrario extendió su mano hacia él estando a la espera de su respuesta; mientras que, por su parte, empezaba a dudar un poco al respecto y más considerando lo cuan extraño que Bakugou se estaba comportando.

¿Era buena o mala idea aceptar aquello?

Desconocía por completo la respuesta que sería correcta; sin embargo, su corazón y su instinto junto a su omega interno le hicieron saber de que debía aceptarlo, motivo por el cual dejó toda duda de lado y se limitó a volver a juntar su mano libre con la de Katsuki a la par que la única fuente de luz con la que contaban desapareció en un parpadeo.

Debía admitir que estar envuelto en toda esa oscuridad llegó a abrumarlo y hacerlo sentir un poco en pánico, al fin y al cabo estaban en medio de un bosque y todo tipo de criaturas o seres podrían estar acechando entre los árboles y el hecho de que su mente le jugara la mala pasada de recordarle lo que sucedía en esa película de terror que vio hace semanas atrás junto a Denki y que se desarrollaba en un bosque, no fue para nada de ayuda.

No obstante, todo miedo se vio disipado cuando sintió como Bakugou entrelazaba sus dedos con los suyos y acariciaba su mano con delicadeza.

-Tranquilo, todo está bien. No permitiré que nada ni nadie te haga daño, leannán.

El suave tono de voz que empleó Katsuki en aquella frase le había regresado la calma por completo. Sin embargo, esa última palabra que escuchó le provocó toda una gama de emociones en cuestión de segundos, tal y como le sucedió en la mañana cuando el más alto mencionó el término amiir.