ꨄ︎Wolf [Bakutodo]

ఌ︎Capítulo 38

¡Dolor y tristeza!

Aquello era lo único que su pobre y destrozado corazón sentía, cegando estas emociones su mente por completo al punto que no era consciente del todo de lo que hacía.

Lo único que tenía en claro era que debía estar solo

No quería ver a nadie en esos momentos y mucho menos si se trataba de esa mujer que se suponía que era su hermana perteneciente a su tiempo.

Aunque ya ni debería llamarla de esa manera

Porque alguien que se encargó de contribuir durante tantos años a la mentira en la que estuvo viviendo y que jamás se atrevió a ayudarlo o salvarlo de todo lo realizado por su progenitor, no merecía ni que le dijera hermana ni que la considerase parte de su familia.

Siguiendo con ello, estaba tan destrozado y alterado que no prestaba atención a los lugares por donde corría a tal punto que, sin quererlo, acabó fuera del castillo cuando menos se lo esperaba y, en lugar de detener sus acciones, dejó que sus pies continuaran guiándolo hacia dentro del oscuro bosque en el que solo las estrellas junto a la luna le brindaban la suficiente luz para no tropezarse.

No supo cuánto tiempo siguió de esa manera; no obstante, su andar solo se detuvo cuando se encontró frente a aquel familiar río que al parecer se convirtió en su sitio predilecto para pasar a solas cada vez que algo ocurría. Fue ahí que sintió que la fuerza que antes poseía en sus piernas se desvaneció de un instante a otro, cayendo de rodillas y notando de nuevo el como sus lágrimas se derramaban por sus mejillas sin pretender detenerse, estando aquello acompañado por los desgarradores gritos que escaparon de su garganta.

Poco le importaba atraer la atención de cualquiera que estuviera a su alrededor..

que alguien se aprovechase de esto para atacarlo espalda...

O que pretendieran secuestrarlo otra vez.

Lo único que deseaba era desahogarse e intentar asimilar que jamás en su vida podría volver a apreciar frente a él a aquella mujer que era su querida mamá.

Y es que en esos momentos no era solo él quien estaba sufriendo, sino también aquel pequeño niño que aún yacía en su interior el cual había anhelado tanto el estar una vez más entre los brazos de su madre, sintiendo como ella acariciaba sus cabellos con delicadeza mientras que él le decía lo mucho que la extrañaba y amaba.

Lo peor de ello es que, de no ser por la versión de Rei del pasado, para este punto ni siquiera fuese capaz de imaginarse el rostro de su madre como consecuencia de los borrosos recuerdos de su tierna infancia que su mente amenazaba con eliminar en cualquier momento.

Retomando con lo otro, continuó de esa manera hasta que los primeros rayos del sol comenzaron a aparecer en el cielo, percatándose así de las muchas horas que habían transcurrido hasta ese punto. No obstante, todavía no deseaba  regresar al castillo, por lo que optó por sentarse cerca de las orillas del río, abrazando sus piernas y ocultando su cabeza entre ellas.