Desenmascarar crímenes y atrapar criminales tenía su brillo hasta cierto punto. Investigar, encontrar pistas y finalmente encontrar al culpable hacían de todo el proceso algo sumamente intrigante, sin embargo, y en su rango como detective, muchas veces se encontraba con casos tan complicados que desgastaban su mente al extremo de tener que tomarse unos días para recuperarse de aquel suceso tan engorroso y muchas veces perturbador.
Aunque, este caso que estaba a punto de recibir no contendría ninguno de esos factores. El punto aterrador sería la persona con la quien tendría que trabajar.
Entró en la oficina de su jefe —al mismo tiempo padre— cuando recibió su llamado a primera hora. Siempre funcionaban así, si lo llamaba a su oficina sólo podían significar dos razones: o le tenía un nuevo caso, o lo tenía que regañar.
Y esperaba que no fuese la segunda.
Tocó la puerta tres veces y no entró sino hasta que recibió el pase. Abrió la puerta y rápidamente se acercó a su escritorio.
—Buenos días —le dijo. Dejó su vaso de café sobre el escritorio y se sentó en la silla. Su padre pareció escudriñarlo con la mirada.
—Te ves agotado —comentó con su típico tono y expresión serios. Así era su padre, un poco cuadrado, inexpresivo y exigente. A pesar de los dolores de cabeza que a Taeyong le ha dado al tenerlo como padre durante toda su vida por ser él un poco más liberal y relajado, lo quería, más de lo que quería admitir. Era lo poco que le iba quedando luego del fallecimiento de su madre hace un año.
—Lo estoy —suspiró con cansancio—. Siete chicos desaparecidos en un pueblito y hasta ahora ninguno ha aparecido. Ya verás que estoy muy feliz por eso.
Su padre rio quedo ante su comentario. Taeyong vio cómo sus líneas de expresión se acentuaron. Empezaba a ponerse viejo...
—Bueno, entonces creo que el trabajo que estoy a punto de darte tampoco te gustará mucho...
—¿Más trabajo? Papá, acabo de llegar de...
—Silencio. ¿Estás aquí para trabajar o para venir a quejarte? —enarcó una ceja.
Taeyong bajó la mirada como perro regañado.
—Estoy para trabajar por la seguridad de la ciudadanía —replicó con el lema que desde el primer día de su entrenamiento le han repetido.
—Y por eso es que te necesito. —Se agachó para tomar un folio de su cajón. Lo extendió sobre la mesa hasta quedar frente a los ojos de Taeyong.
—¿Qué es esto?
—Ábrelo.
Taeyong obedeció y despegó la solapa para ver lo que contenía dentro. Lo primero que vio fue el perfil de dos personas. Lo ojeó rápidamente.
—¿Clyde? ¿Este no es ese criminal que han estado buscando desde hace un par de años?
—Efectivamente. Su nombre está en todas las noticias y mañana seguramente aparecerá en todos los periódicos. Filtró información confidencial desde el gobierno hasta de empresas importantes del país, incluso de nuestra institución. —Hizo una pausa para estirar el brazo y dar vuelta la hoja por Taeyong—. Y el problema es, que no está solo. Y quien lo acompaña también es un criminal.
Taeyong revisó su perfil, abrió los ojos al reconocerlo.
—¿Lee Jeno? ¿No era él... parte de la Agencia? De la brigada de Crímenes Organizados... —dijo con lentitud, recordándolo fugazmente.
—Él mismo. Fue culpable de la muerte de su propio jefe y también es responsable de las desapariciones de un matrimonio dueño de un orfanato. Es evidente que es él el principal sospechoso porque las coincidencias son demasiado obvias: vivió en el mismo orfanato hasta los dieciocho años y la última vez que esta pareja fue vista es cerca de su residencia.
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misfit ー nomin
FanfictionSe enamoraron, hasta que ambos corazones terminaron rotos por un solo error. Ahora son fugitivos en búsqueda de una libertad, de un perdón y la sanación de desgarradoras heridas. Pero que para lograrlo, deberán aprender de su propio pasado, de sus e...